México
Claudia Sheinbaum con la banda presidencial en la ceremonia de toma de posesión como primera presidenta de México en Ciudad de México, el martes 1 de octubre de 2024. (Foto: AP/Eduardo Verdugo)

El martes 1 de octubre México abrió un nuevo capítulo en su historia, ante la toma de protesta y juramento de Claudia Sheinbaum Pardo como la sexagésimo sexta presidenta de la República y la primera mujer en regir los destinos de la nación. Un hecho histórico en los 200 años de vida republicana del país azteca, que se convierte así en la vigesimonovena nación gobernada actualmente por una mujer.

Sheinbaum, que saltó de la academia a la política, llega a la Presidencia con una brillante carrera. Graduada de la UNAM en física y en ingeniería energética, y doctorada en energías limpias en Berkeley, pasó al servicio público escalando posiciones desde jefa de delegación de Tlalpan, secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal y finalmente, primera alcaldesa de la Ciudad de México.

La nueva jefa del Ejecutivo mexicano agradeció a los votantes por el amplio apoyo recibido (60 % votó por ella y el 70 % de los mexicanos considera que tendrá un buen desempeño) y también reconoció a su mentor, el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, por lo que describió como su “gran obra de gobierno”. El ambiente de la toma de posesión estuvo cargado de optimismo y orgullo, no solo por su nombramiento como presidenta, sino también por la presencia de varias mujeres en los puestos más altos del Gobierno, incluido el Poder Legislativo, con Ifigenia Martínez Hernández como presidenta de la Cámara de Diputados, y el Judicial, presidido por Norma Lucía Piña Hernández.

Sheinbaum, ante una plaza llena en el Zócalo capitalino, acudió a presentar sus 100 promesas, que incluyen la construcción de un millón de nuevas viviendas, la transformación del sector energético hacia energías limpias, garantizar la estabilidad jurídica a las inversiones extranjeras, el impulso a las mujeres, mayor inversión en ciencia y tecnología, respeto a la independencia del Banco Central, respeto a la libertad de expresión, combate al crimen mediante la inversión en sus causas, inteligencia e investigación, la construcción de nuevos trenes, la ampliación de carreteras, la descontaminación de ríos, la tecnificación de sistemas de riego y la reforestación.

Los retos que enfrenta el nuevo Gobierno son múltiples, a pesar de los buenos índices que se atribuyen a la Administración de AMLO, que incluyen el de una economía próspera, avances en la justicia social, como el de haber sacado 9,5 millones de mexicanos de la pobreza según sus estadísticas, aunque se ha registrado un ligero aumento en la pobreza extrema.

La presidenta también deberá enfrentar desafíos colosales, como el promedio de diez feminicidios diarios, así como el crimen y la violencia de los cárteles, que durante el sexenio de López Obrador dejaron cerca de 200,000 muertos y 55,000 desaparecidos, según cifras oficiales. Sin embargo, investigaciones independientes estiman que los desaparecidos son aproximadamente 115,000.

Ante las críticas por la militarización del país al poner a la Guardia Nacional bajo el control del Ejército Mexicano y la oposición a la transformación del Sistema Judicial —que, según sus detractores, busca restarle independencia para ponerlo fácilmente bajo el control del gobierno, actualmente dominado por el partido Morena—, la nueva presidenta, en su primera conferencia de prensa llamada la “Mañanera del Pueblo” pidió que le den tiempo de demostrar que es una decisión democrática y justa.

Sheinbaum, una política que nunca militó en las filas del PRI (partido del que muchos de los actuales miembros de Morena formaron parte), restó importancia a la controversia generada por la decisión de no invitar a ningún rey, lo que dejó fuera al rey de España. Ante esto, el periodista español Ramón Tamames lamentó en una carta abierta al expresidente AMLO lo que consideró un “desprecio a la historia y al sentido común”. No obstante, la presidenta aseguró que las relaciones con España son buenas, al igual que con Estados Unidos, su inseparable socio comercial del norte, que recibe el 80 % de las exportaciones de México, equivalentes a 47,000 millones de dólares anuales, además de los 63,000 millones que irrigan la economía como remesas.

La mandataria reiteró que la relación con otros países es de cooperación: “Nunca de subordinación. Somos un país libre, democrático, soberano e independiente”.

Sheinbaum Pardo, primera mujer en liderar un país de Norteamérica, que tiene la cuarta economía más grande de América y la decimocuarta a escala mundial, pidió que se le llame “presidenta” con ‘a’ al final, porque “lo que no se nombra no existe”. Se describió a sí misma como “madre, abuela, científica y mujer de fe”. Resta esperar que esa fe no defraude la confianza depositada en ella por los millones de personas que la votaron y que le han otorgado un amplio poder, con la mayoría del Congreso a su favor. Su éxito influirá directamente en las familias mexicanas, incluidos los cerca de 38 millones de inmigrantes en EE. UU., considerados héroes.

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