Felicidad: Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno, sinónimo de dicha.
¿Por qué no somos felices todo el tiempo? ¿Es posible que alguien pueda llegar a ser realmente feliz? Eso depende de lo que se quiera decir con “felicidad”.
Siempre nos encontraremos con decepciones, heridas y roces con familiares, amigos y compañeros de trabajo, eso es parte de la vida, igualmente la enfermedad y las preocupaciones financieras. Hay enfermos que parecen estar alegres, mientras que muchas personas sanas son pesimistas. Igual se puede decir de los ricos y los pobres, conozco personas que tienen muy poco y sin embargo están contentas, igualmente conozco gente rica que siempre está enojada y deprimida.
La felicidad tiene más que ver con la actitud. Creo que la felicidad es el resultado final de tener una actitud positiva hacia la vida, incluso en medio de las luchas.
La felicidad no es fácil de obtener. No es para los débiles, los tímidos o los cobardes.
La teoría de la felicidad es simple: Para ser feliz hay que tener pensamientos felices, positivos. La práctica constante y efectiva de esta teoría no es fácil, requiere concentración y mucha fuerza de voluntad.
Nuestras vidas están llenas de momentos y sucesos felices que nos pertenecen y podemos, a voluntad propia, pensar en ellos. Si por casualidad a usted se le hace difícil recordar los momentos gratos y felices que ha vivido, puede entonces encontrar refugio en libros, música y películas; le aseguro que sin lugar a duda ahí puede visitar pensamientos gratos, positivos y felices, que le llevarán a un momento específico de su propia vida cuando logró el éxtasis de la felicidad. Todo lo que tenemos que hacer es centrarnos en lo positivo, en las cosas que nos hacen sentir felices.
La negatividad influye en la función de nuestro cerebro por medio de nuestros pensamientos y las emociones que surgen de ellos. Esto lentamente nos afecta la salud, debido a la contaminación de una condición llamada “Estrés”. Eliminar la negatividad no es fácil, es luchar contra un enemigo invisible que vive en nuestra mente.
La negatividad que surge o que puede surgir en cada uno de nuestros pensamientos, y que en su mayoría ni sabemos que los hemos pensado, nos afectan. Son esos pensamientos que cuando captan nuestra atención pasan a ser parte activa en lo que le llamamos la realidad y tienen un impacto en nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras emociones.
Hoy, frente a la realidad del COVID-19 y las inseguridades que nos acosan diariamente, tenemos que tomar la responsabilidad y el compromiso de ser dueños de nuestros pensamientos.
No somos responsables de todos los pensamientos que vagan por nuestro cerebro, sólo por los que sostenemos. Diga: “No a la negatividad” para comenzar a sentirse feliz y dichoso.