¡No nos llamen héroes!  Así empieza el post de una amiga médica que se lamenta de que ahora los pongan en un pedestal, cuando el trabajar en el ámbito hospitalario sobre todo en los países emergentes o en desarrollo, es toda una proeza cotidiana. Mis pensamientos van de inmediato a las Clínicas rurales de nuestros países latinoamericanos.  ¿Qué será de ellos?

Para Estados Unidos la pandemia llegó hace unas semanas con tentáculos de alto alcance, que se ha ido apoderando de la “normalidad humana”. Sin embargo, yo la veía venir, en especial desde que empezó a estrangular el sistema sanitario del país que me albergó por una década.

La Italia alpina está perdiendo una buena parte de una generación que sobrevivió guerras y hambrunas. La solidaridad mundial tardo en llegar a un país líder en el voluntariado internacional, pero en otros países el apoyo aún no se vislumbra y la voracidad del covid19 nos alerta a que tal vez nunca llegara, porque pareciera gritarnos ¡sálvese quien pueda!

Estas semanas por primera vez en mi vida de periodista estoy seleccionando noticias cuyos titulares se repiten a nivel local, regional, nacional e internacional.

Incertidumbre – miedo – precaución.

Todos reportan las cifras de las víctimas de un virus invisible a nuestra vista, pero omnipresente en sus efectos.  

Lo que sucede aquí en mi condado se repite en las capitales de esta nación de naciones y en las capitales del mundo. Además de contar a nuestros muertos futuros, las calles se rebelan semi desiertas y en mi caso disfruto escuchar los sonidos de los animales que poco a poco se han ido apoderando de las calles de los suburbios de Filadelfia.

En esta cuarentena he trascurrido estos días, en los que he aprendido a conocer más la calidad de nuestros colaboradores. En especial ratifique que en Impacto contamos con una guerrera como Directora de Diseño Editorial. A quien le mando mi reconocimiento y reitero mis condolencias por haber perdido a su cuñado por el coronavirus.  -Julissa Gracias por recoger tus lágrimas y seguir hilvanando esto que hoy llega a las manos de quienes nos leen-

También conocí mejor las prioridades de los que me rodean, incluyendo colegas, empresarios y por supuesto de algunos servidores públicos.

¿Qué nos mueve, qué nos domina?

Tenemos el reto de separarnos y así demostrar unidad

Hubo quien me sorprendió positivamente y quien por el contrario desilusionó mis expectativas.

Bien dicen que es en tiempos de crisis cuando revelamos de lo que estamos hechos.

¿Tú que has sacado hasta ahora, el cobre o el oro?

Ya tendremos tiempo para ver y reportar los efectos de este que pareciera un gran experimento social.

Nos depara – en este lado del hemisferio en el país más poderoso del mundo- al menos un mes para seguir observándonos, conociéndonos, escarbándonos. Tal vez hasta después vayamos cambiando nuestras prioridades sin urgencias y sin apegos.

Ante la vulnerabilidad de tener más de lo necesario y no poderlo usar, nos queda por ahora desconectarnos con el mundo, reconectarnos con el que cohabitamos y ultimadamente conectarnos con nuestro Yo -con nuestra divinidad vital- y finalmente descubrirnos seres espirituales en busca de dar y recibir A M O R.  Quizá

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