En sus primeras semanas del nuevo Gobierno, el presidente Donald Trump ha firmado un paquete de órdenes ejecutivas que apuntan al cumplimiento de varias de las promesas más sonoras que le hizo a su base de votantes durante la campaña electoral. Alguna de ellas, como la de hacer deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, ya ha sido puesta en marcha y empezado a causar zozobra en las comunidades inmigrantes, particularmente las hispanas.
Si bien algunas de la ordenes ejecutivas tienen cierta popularidad en su base, como la promesa de reducir el tamaño de la burocracia; la reducción dramática que pretenden, el presidente y su socio Elon Musk, no solo es disruptiva, si no la implosión sería contraproducente para el país.
Según una encuesta realizada por Reuter/Ipsos entre el 24 y el 26 de enero y reportada por Newsweek, el 62 por ciento de los estadounidenses adultos apoya la reducción del tamaño del gobierno; y otras propuestas, como la deportación de inmigrantes indocumentados se acercan al 50% de la población; pero distintos analistas advierten sobre el riesgo de que el presidente pierda estos niveles de apoyo si el público percibe que el modo de llevar a cabo estos procesos es demasiado agresivo y denigrante para los directamente afectados o para sus familiares que sí son ciudadanos.
National Review, documenta cómo la Oficina de Recursos Humanos del Gobierno ha enviado un email a más de dos millones de empleados federales ofreciéndoles compensaciones y beneficios salariales si renuncian voluntariamente a sus trabajos de aquí a septiembre. Sin embargo, diferentes funcionarios han criticado el mensaje por irrespetuoso, intimidatorio y “dirigido a crear caos y mal ambiente”. Y otros especialistas han señalado el riesgo que implica hacer una oferta indiscriminada a todos los funcionarios, algo que podría estimular a que precisamente los más capaces y eficientes sean los que prefieran irse, ya que son los más propensos a encontrar rápidamente un nuevo empleo.
Otra acción que no tiene mayor apoyo de la población según Ipsos, es su plan de eliminar el derecho de ciudadanía a los nacidos en suelo estadounidense, algo que sus críticos consideran totalmente inconstitucional. De la misma manera que es criticada la propuesta de clausurar el USAid, la institución que gestiona la ayuda internacional de los Estados Unidos, y que por décadas ha sido el rostro de la solidaridad de EE. UU. hacia los países más pobres y subdesarrollados.
Por último, han causado mucho resquemor y críticas los comentarios del presidente de que el accidente de dos aeronaves la semana pasada sobre el río Potomac, en Washington, pueda haber sido favorecido por las políticas de Inclusión y Diversidad que existían en el anterior gobierno. La exnovia del capitán Jonathan Campos, el piloto puertorriqueño que comandaba el vuelo de American, ha salido a defender de manera contundente la habilidad, dedicación y profesionalidad del oficial boricua, y ha rechazado lo que ha percibido como un trasfondo de racismo y politización en las palabras del presidente Trump.
No se puede negar que el país necesita medidas correctivas urgentes en ciertos campos, incluida la necesidad de una reforma migratoria; y a nadie le extraña que un presidente entrante trate de cumplir lo que les ha prometido a sus votantes; pero en aras de estas promesas no se puede proceder con medidas extremas y soluciones de choque, so pena de irritar y alienar a su propia base electoral.
Filadelfia esta semana se unió a las protestas nacionales en contra de la pluma errática de Trump. Manifestantes se reunieron el miércoles en ciudades de todo el país denunciando sus medidas radicales que dan un preludio de por qué muchos alertaban que votar por él podía ser riesgoso.
Las protestas fueron el resultado de un movimiento que se ha organizado en línea bajo los hashtags #buildtheresistance y #50501, una cifra que representa 50 protestas, 50 estados, un día. Sitios web y cuentas en redes sociales emitieron llamados a la acción, con mensajes como “rechazar el fascismo” y “defender nuestra democracia”.
El pasado martes otra manifestación se congregó frente al Departamento del Tesoro en Washington en contra de que Musk pudiera acceder al sistema de pagos de ese Gabinete.
Esto sin mencionar que el mundo entero está en jaque después de las declaraciones más inverosímiles en contra de sus mayores socios comerciales respecto a imposiciones de impuestos universales, pero que fueron más allá con su “genial” idea de que EE. UU. construya la “Riviera de Gaza”.
https://www.bbc.com/news/articles/cn4z32y12jpo
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