El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, llega este año en medio de una realidad complicada en el panorama internacional: varios conflictos en curso, preocupaciones por los coletazos de esas guerras sobre la economía y por las dinámicas propias de un nuevo año electoral.
Sin embargo, nada de ello debe evitar que se haga un balance para observar el progreso, las conquistas –o el retroceso, si lo ha habido– de los indicadores de equidad en favor de la mujer por los cuales la sociedad viene luchando desde hace más de un siglo.
En las últimas décadas, los medidores del desempeño femenino han crecido en muchos campos. Según la oficina de ONU Mujeres, hoy más mujeres ocupan la posición de jefes de estado o jefes de gobierno. También es común que dirijan ministerios en muchos países, y cada vez más crece el número en posiciones de máximo liderazgo en corporaciones, bancos, cámaras de comercio y otras áreas laborales. Además, su posicionamiento en las organizaciones sin ánimo de lucro es cada vez más visible.
Asimismo, se evidencia que en algunas áreas el avance es más lento o, incluso, se detectan retrocesos. Según el último Informe por el Progreso Global de las Mujeres, que publica cada año la compañía de belleza Avon –líder en iniciativas de este tipo–, el número de mujeres que creen que existen desigualdades en ingresos y salarios ha aumentado de 46 % en 2023 a 52 % en 2024.
El estudio revela que un 53 % de las mujeres cree que existen barreras que les impiden crear su propia empresa o convertirse en empresarias. Ha aumentado el número de encuestadas que responden que para las mujeres es más difícil alcanzar un puesto directivo en una gran empresa; sin embargo, hoy en día son más las mujeres solteras que compran casas que sus pares hombres.
Las desventajas de ser mujer también se ven reflejadas en el esfuerzo por caminar hacia una mayor equidad de género, la cual, a su vez, no debe ser vista como una simple paridad de números o de mujeres en posiciones de relevancia, sino también de leyes que reconozcan y premien el trabajo invisible que suele recaer sobre los hombros de la mujer.
Es importante analizar la situación de las mujeres que eligen ser madres. En muchos casos, tener 3 o 4 hijos puede afectar negativamente sus posibilidades de ascender en puestos corporativos. Esto se debe a las responsabilidades que conlleva la crianza, las cuales pueden dificultar el desarrollo profesional. En contraste, las mujeres que no tienen hijos tienen mayor libertad para dedicar tiempo a su carrera, lo que les permite escalar posiciones con mayor facilidad. Esto se traduce en mejores posibilidades de obtener una pensión más alta en el futuro.
Sin embargo, el dinero para su pensión será producido por los 4 hijos de la primera, que son ahora la población productiva, consumándose allí una injusticia, por la incapacidad de los gobiernos para reconocer y premiar los compromisos y las cargas que conlleva la maternidad.
En el Mes de la Historia de la Mujer hay que aprovechar el momento para también condenar la violencia que sigue prevaleciendo en muchos hogares; otro indicador preocupante es el de seguridad, ya que un 72 % de las encuestadas afirmó que se sienten inseguras si deben caminar solas por la noche, hacer ejercicio en la calle, viajar en un transporte público o tomar un taxi.
Estas son solo algunas de las luchas de las mujeres en este país, y a medida que más mujeres se integren a puestos de toma de decisiones, más avances habrá.
En el plano local, en Pensilvania, y en particular en Filadelfia, que acaba de elegir a su primera alcaldesa, las mujeres en general y las latinas en específico han ido dejando una huella de excelencia que ha acelerado su ascenso a posiciones de liderazgo. Baste mencionar a líderes públicas como María Quiñones, Nilda Ruiz, Alba Martínez, Carolina di Giorgio, Johana Otero y Quetcy Lozada entre muchas otras.
En esta edición, Impacto destaca a Cynthia Figueroa, profesional boricua que ocupa hoy la jefatura de JEVS, una de las más grandes y prestigiosas “non-profits” del país, que administra un equipo de cerca de dos mil empleados y voluntarios, y beneficia con sus campañas educativas, solidarias y de cuidado en casa a más de un millón y medio de personas, entre ellas un elevado número de inmigrantes, sobre todo refugiados de todas las proveniencias.
Esperemos que el alto liderazgo de Filadelfia, que por los próximos años tendrá una fuerte presencia femenina al timón, ayude a avanzar en la búsqueda de la equidad de la mujer en todos los campos, pero empezando por reconocer aquellos en los cuales su situación de desventaja debe ser equilibrada en leyes y normas que ayuden a restituir el equilibrio.