Muchos somos capaces de albergar simultáneamente dos creencias que se anulan la una a la otra. Es no poder ver lo que tan claramente tenemos frente a las narices. Esto se basa en ignorar hechos que son obvios e inalterables, especialmente en la política y la religión. Todos somos capaces de creer cosas que sabemos que no son ciertas hasta que la falsedad choca contra la realidad. Muchos vemos nuestra equivocación, pero optamos por la manipulación de los hechos para demostrar que teníamos razón.
En la política es muy fácil que la parte sea mayor que el todo, igualmente que dos objetos estén en el mismo punto simultáneamente; y cuando las mentiras, el silencio sobre cuestiones importantes y las distorsiones de la prensa, chocan con la realidad, hasta puede que olvidemos que creíamos totalmente en ellas.
Parece que el ejercer el pensamiento está contra la cultura contemporánea, mientras tanto nos vemos continuamente presionados con urgencias de acción inmediata; de vez en cuando la vida nos enfrenta a situaciones difíciles que exigen acción de pensamiento. Cuando esto sucede no tenemos más alternativa que ejercer nuestro pensamiento, nos vemos obligados a contestar las preguntas y la única alternativa que nos queda es contestar. Podemos contestar inteligentemente entendiendo claramente lo que tenemos frente a nuestra nariz o podemos contestar a la ligera sin darle más pensamiento; o tal vez optemos por repetir como el papagayo lo que otro dice al respecto sin ver que tal vez su meta sea de usarnos para fines personales.
Nuestra comunidad muchas veces sin ver lo que tiene frente a las narices se precipita a repetir como papagayo todo lo que sus enemigos realzan en los medios informativos con el fin de manipularlos. Frente a la incertidumbre de la mala información muchos sin pensar comenzamos a repetirla. Esta falta de ejercer el pensamiento propio entre los nuestros solamente sirve para debilitar más nuestra fuerza comunal y para estancar nuestro desarrollo.
Frente a los problemas de la vida el pensamiento concreto y cierto se hace difícil. En nuestra comunidad el proceso de pensamiento, específicamente de reflexión política, es casi inexistente. Tal vez sea porque diariamente nos vemos invadidos por fuerzas externas que nos incitan a no pensar. De hecho, esto sucede en todas las comunidades debido a que la cultura contemporánea bajo la cual se vive nos insta a no ejercer el pensamiento. En verdad el orden social depende extremadamente en la tradición y el hábito, y hasta se ha llegado a definir al pensador original como el enemigo número uno de la sociedad.
Como miembros de esta comunidad deberíamos tener más conciencia y confianza en nosotros mismos ejerciendo nuestro propio pensamiento y decidiendo cada uno por sí solo. Solamente así lograremos obtener la fuerza comunal que tanto necesitamos para obtener el triunfo, vencer nuestros problemas y ser respetados. Claramente lo dice este pensamiento y frase inmortal del Boricua Eugenio María de Hostos…“La ignorancia es tan mala como la misma maldad…”