Will Weissert
READING, Pensilvania, EE.UU. (AP) — El pastor arrancó con una oración en español, pidiendo que el espíritu y la guía del Señor dirigieran las acciones del día y no ofreció traducción al inglés. La mayoría de los cerca de 50 asistentes eran blancos y no parecían comprender lo que decía, aunque sabían lo suficiente como para expresar «¡Amén!” al final.
Así comenzó la campaña del expresidente Donald Trump, que hizo equipo con el Comité Nacional Republicano y el Partido Republicano de Pensilvania para inaugurar el miércoles una oficina de “Latino Americans for Trump” (Latinos Estadounidenses por Trump) en la localidad de Reading.
“Creemos en el sueño americano y la única manera de conseguirlo es trabajando duro”, dijo a la misma multitud Luis Fortuño, exgobernador de Puerto Rico. Ante el reducido grupo de hispanohablantes presentes, siguió con comentarios que se apoyaron en gran medida en la consigna “Necesitamos cambio”.
Trump y los dirigentes republicanos buscan potenciar su apoyo entre los votantes hispanos en un estado indeciso que bien podría decidir las elecciones. Tras haber cerrado muchas oficinas del partido especializadas en llegar a las minorías, confían en que las promesas de dar prioridad a la iniciativa empresarial y a un gobierno más pequeño puedan resonar en un electorado que históricamente ha favorecido a los demócratas.
Reading es quizás más conocida por ser el homónimo del ferrocarril de Reading del tablero del Monopoly. Se trata de una ciudad de unos 95.000 habitantes situada a unos 105 kilómetros (65 millas) al noroeste de Filadelfia, con un 67% de población latina, según datos del censo, y con altas concentraciones de habitantes de ascendencia dominicana y puertorriqueña.
El índice de aprobación de Biden ha bajado entre los adultos hispanos en las encuestas nacionales, pero sigue sin estar claro si Trump puede sacar provecho de ello.
La apertura de la oficina de Reading tiene lugar una semana después de que el equipo de campaña de Trump estableciera su primera oficina en Pensilvania en un local del noreste de Filadelfia. Ese evento fue anunciado como una reunión de “Negros por Trump” y contó con la participación del representante republicano de Texas Wesley Hunt y otros prominentes republicanos de raza negra.
Tanto en Filadelfia como en Reading el miércoles, la mayoría de los asistentes eran blancos.
El propio Trump celebró el domingo en Las Vegas un mitin destinado a recabar apoyo latino, en el que bromeó diciendo “necesitamos a todos los votantes. Tú no me importas, sólo quiero tu voto”. El expresidente también dijo que los migrantes estaban convirtiendo Estados Unidos “en un vertedero”. “No vamos a dejar que destruyan nuestro país”, prometió.
El equipo de campaña del presidente Joe Biden afirma que Trump recurre a estereotipos peligrosos y racistas, y ha tachado las inauguraciones de oficinas de su campaña de condescendencia superficial con los votantes de minorías étnicas de Estados Unidos.
El equipo de campaña de Biden, con el apoyo del Partido Demócrata de Pensilvania, ha abierto 24 oficinas con más de 100 empleados en todo el estado, y durante los meses pasados se han organizado fiestas en casas y otras iniciativas de movilización de votantes. Además, ha estado gastando en anuncios en Pensilvania desde finales del verano pasado, haciendo especial hincapié en los votantes de ascendencia puertorriqueña o caribeña.
Yrene Rodríguez, de 46 años, una contadora del Reading Community College que dijo que ella y toda su familia son partidarios de Biden, calificó las actividades del miércoles de los partidarios de Trump de “mera propaganda”.
“Sólo quieren que la gente diga cosas buenas de él”, indicó Rodríguez.
Luis Rodríguez, propietario de un negocio inmobiliario de venta al por mayor y restauración con oficinas en Pensilvania, habló en la inauguración de la oficina de Trump sobre la importancia de ampliar el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, una promesa emblemática de la primera campaña de Trump que trató de mantener durante su mandato.
Cuando se le preguntó después del evento sobre el temor de que la dura retórica personal de Trump podría ahuyentar a algunos hispanos, Rodríguez, que no tiene vínculos familiares con Yrene, dijo que tales insinuaciones no tienen “ningún respaldo o validez”.
Michael Rivera, un comisionado en el condado de Berks, que abarca Reading, habló en la apertura de la oficina en inglés y español, y dijo que el intento de acercarse a los votantes hispanos “demuestra que el Partido Republicano entiende el poder de la diversidad entre el pueblo estadounidense”.
Ubicada en un edificio de ladrillos rojos frente a una farmacia CVS del centro de la ciudad, la oficina de campaña no se distinguía de la mayoría de los espacios corporativos, excepto por las pancartas en la ventana frontal que decían “Latino Americans for Trump”, “Alto al voto ilegal” y “Joe Biden, estás despedido”.
Lo que más llamaba la atención era una mesa con productos de Trump colocada en la acera. Algunas personas que pasaban por allí entornaban los ojos o expresaban su desacuerdo, pero otras estaban encantadas con la exhibición.
“Sólo quiero al verdadero rey. ¡El verdadero rey de Estados Unidos!”, gritó un hombre lo suficientemente alto como para que se oyera dentro de la oficina. “Ese es Trump”.