Delaware – Habrá muchas conversaciones acerca del legado del presidente Biden en estos días. Para muchos, sus logros le harán pasar a la posteridad como un gran presidente, para otros no.
Al margen de lo que cuenten las crónicas políticas, ayuda a hacerse una idea de qué ha ocurrido este fin de semana observar y escuchar a la gente de Delaware “de toda la vida” hablar del Joe Biden que conocen, en muchos casos personalmente, desde siempre.
Gente que como Bill vio a Biden por primera vez siendo un niño en la Feria del Estado (la misma que se lleva a cabo en estos días). Para él, Biden “nos salvó en 2020” y se siente feliz de que hasta en el final de su carrera política “muestre su servicio al país” ya que esta decisión no ha podido ser fácil.
Son muchos los que como él afirman, que Joe Biden ha sido el mismo antes y durante su etapa como presidente de los Estados Unidos.
Al parecer, aunque no está escrito en ningún sitio, los locales del Primer Estado no consideran a alguien como “de Delaware”, si no lleva más de una década residiendo en el estado y tiene una foto “junto a Joe”.
Como el presidente es bastante alto y se le da bien tomar “selfies”, tiene asumido que cuando acude a comprarse un helado a alguna de las heladerías de Rehoboth Beach (donde tiene su residencia de fines de semana y verano), a desayunar a alguna de sus cafeterías, a comer a sus restaurantes o a visitar la librería local, todo el mundo querrá tomarse una foto con él; o, mejor dicho, él mismo tomará la foto con todo el que desee.
Los de Delaware, pueden ser de uno u otro partido, pero sobre todo son “de Biden”. La sensación es la de que las tensiones de la política nacional se relajan especialmente en verano, en el área vacacional del sur del estado, si se trata de Joe Biden, no importa que sea el presidente, porque ante todo es “su vecino”.
“He tenido la fortuna de conocer a Joe Biden por más de tres décadas. Nuestras familias siempre han estado la una para la otra en solidaridad, celebración y tragedia. Cuando mi marido falleció repentinamente, cuando mi hermana sufrió un ataque, cuando mi padre murió, siempre fue uno de los primeros en llamar y expresar su pésame” dice Lisa Blunt Rochester, actual Representante de Delaware en la Casa Blanca y actual candidata al Senado.
Lo que la gente que no es del Primer Estado no sabe, es que los que sí lo son tienen unas palabras “secretas” (“Joe Jam”) para avisar de la presencia del presidente en Delaware, y de las consiguientes retenciones de tráfico. Esos avisos, se hacen en redes sociales y es divertido ver que los de Delaware saben “de lo que va” el asunto y los de fuera, no. A Biden, se le permite hasta poder aterrizar su helicóptero presidencial en un aparcamiento playero de coches de Rehoboth Beach, que se vacía cuando él avisa de que llega y retoma su uso habitual cuando se va. Hasta ese punto en Delaware, se protege a Biden y quieren que se sienta a gusto “en casa”.
Como la gente de Delaware conoce bien “a su vecino Joe”, intuía que “algo pasaba”. El presidente llevaba unas semanas sin dejarse ver con la gente, ya fuera en la playa, haciendo bicicleta o contribuyendo con su presencia a los pequeños negocios locales. Son numerosos los comercios que lucen orgullosos en sus paredes fotografías de Biden en sus establecimientos, consumiendo un helado o charlando con naturalidad.
Cierto que han sido unas semanas de gran actividad y viajes. A los de la propia campaña electoral, hay que añadir los viajes oficiales a Europa y los encuentros con mandatarios extranjeros en la Casa Blanca. Eso justificaría su ausencia de Delaware.
Pero a buena parte de los lugareños les extrañó que, la semana posterior al primer debate electoral, el lugar elegido para descansar de todo el ajetreo viajero y político, fuera la residencia presidencial oficial de Camp David y no la particular de Rehoboth Beach, donde él reconecta con la gente, el mar y un ambiente sencillo, sin pretensiones, pero auténtico y que le llena de energía.
Lo que ocurrió en ese debate, ya se vio.
A posteriori, el presidente invocó al cansancio, al desfase horario y sus ochenta y un años. Pese a los comentarios nacionales, el comentario local de los fieles a Biden, era reiterar su fidelidad a su equipo más cercano, que en buena parte son una extensión de él “y de Delaware” en muchos casos.
Darrell votó por Biden y estaba seguro de se quedaría. Y pensaba que lo que debía hacer mientras se recuperaba era calmar las aguas “ir de gira con Kamala”. Su consejo era: “Deja que ella intervenga y hable, a menudo, y no temas que ella intervenga cada vez que titubees. Deja que el mundo vea que ella te respalda”.
Con este y pensamientos similares la cohesión se mantuvo, al menos aparentemente, también entre los demócratas. Aunque se temía que los diferentes candidatos nacionales, “saltasen” si veían peligrar sus propias reelecciones, algo que ocurriría si sus donantes se retraían de continuar con sus apoyos.
Lo temido ocurrió, cuando un gran donante del partido demócrata George Clooney anunció la conveniencia de que el presidente “reconsiderase” la reelección. A partir de ahí, comenzó la reacción en cadena, de otros donantes y de otros candidatos del propio partido en todo el país.
Para Marcella, la situación ya era irreversible: “Biden nos ha servido muy bien estos casi 4 años. Pero, por el bien del país, debe tener la humildad suficiente para afrontar el hecho de que la campaña de Trump lo destrozará después de ese debate. ¡Necesita dejar que Harris u otro demócrata lo reemplacen en la boleta! Todo demócrata debería escribir al partido demócrata y al bando de Biden para exigirlo”.
Mientras, los donantes demócratas recibían en sus teléfonos mensajes sondeándoles de su disposición a votar a Kamala Harris, en caso de una eventual retirada de Biden. Paralelamente a nivel nacional la prensa se hizo eco durante toda la semana de que más y más representantes y senadores demócratas se unían a la petición de Nancy Pelossi (ex-portavoz de la Casa de Representantes) para que Biden se hiciese a un lado en su pretensión de ser reelegido.
Se anunció el gran bloqueo de las donaciones a la campaña demócrata y el expresidente Trump sufría un atentado el sábado 13 de julio.
La vicepresidenta Kamala Harris se dejaba ver junto al gobernador de Pensilvania en el Reading Terminal Market de Filadelfia. Apenas una semana antes el gobernador de California, Newsom se había reunido en el condado de Bucks en Pensilvania en un rally contra Trump. Desde Delaware se temía que se estaban “probando las aguas” de posibles candidatos a la sucesión en las aguas del estado clave de Pensilvania.
Al siguiente miércoles, aún había una “segunda oportunidad”: el discurso de cierre de la conferencia nacional en Las Vegas de UnidosUS, la mayor organización de defensa de los derechos civiles que agrupa a más de trescientas organizaciones afiliadas.
Entonces llegó el anuncio de que el presidente había sido diagnosticado con COVID, suspendía su intervención y se retiraba a recuperar a Delaware.
La convención republicana en Milwaukee finalizó el jueves con el apoyo total del partido republicano al expresidente Donald Trump y a su recién nombrado segundo JD Vance.
Y para entonces, en las salas de redacción se pasaba la voz de que personas bien relacionadas desde dentro del Partido Demócrata esperaban un gran anuncio de la renuncia a la reelección de Biden para el fin de semana que incluiría su endoso a la vicepresidenta Harris para ser su sucesora.
La presión de todo lo descrito en los párrafos anteriores hubiese sido insostenible para cualquiera, cuando más para una persona de ochenta y un años, agotada y con COVID diagnosticado. “Pero la vuelta a casa, a recuperarse, a Delaware podía hacer milagros”. Ese era el pensamiento generalizado, al menos entre las personas que como Tom frecuentan Rehoboth Beach.
Según algunas indiscreciones, ahí Biden se reunió con algunos de sus asesores más cercanos el sábado 20 de julio quienes le presentaron los resultados de las encuestas de intención de voto, situación en estados indecisos y estado de las donaciones. Al presidente se le planteó un dilema: ser recordado por echar a Trump o por dejarle volver.
Si los valores del candidato Biden estaban en juego la decisión estaba tomada.
Delaware, no tenía duda de cuál sería su elección: antepondría el interés nacional y del partido a su interés personal.
“Desde que Joe está en política, nunca dudé ni un minuto que él debería presentarse en cada una de las campañas en las que lo hizo. Incluso en 1972 cuando parecía imposible. Pero no lo sentí esta vez. No porque no pensase que era el mejor candidato. No porque no pensase que no podía ganar… solo pensé que el precio que iba a pagar era demasiado alto”. (Valerie Biden Owens en su libro “Growing up Biden” refiriéndose a las elecciones de 2020. “Growing up Biden” Celadon Books, NY. Pg 234-235).
El domingo 21 de julio, día del “gran anuncio” todo aparentaba normalidad en Rehoboth Beach donde descansaba el presidente. Se había emitido una nota médica el día anterior diciendo que presentaba ligeros síntomas de COVID y que sus pulmones no estaban comprometidos. Las familias iban a la playa, a pescar, a los restaurantes, el equipo de seguridad protegía los alrededores de su residencia, como siempre, mientras su hija y su esposo llegaban a la casa familiar.
En el pequeño pueblo, sin embargo, se veía una disimulada cámara de televisión a la espera de cualquier eventualidad.
Antes de las 2 de la tarde, el presidente compartió una carta en sus redes sociales en X en la que mencionaba brevemente los logros de su mandato y anunciaba su decisión de no presentarse a la reelección por el bien de su partido y del país. Minutos más tarde mostraba su apoyo a la vicepresidenta en la carrera electoral. Algún reportero comentaba la carta con el fondo de la avenida principal de Rehoboth.
Comenzaron las reacciones en las redes de los principales representantes de Delaware, y una entrevista en directo del senador por Delaware en Washington, Chris Coons, co-chair de la campaña electoral de Biden.
Habló de centrarse en los logros de la administración Biden-Harris, de los logros del presidente, del deseo de su recuperación y su responsabilidad al anteponer al país a sus intereses personales. Sus constituyentes en Delaware seguían la intervención televisiva preguntándose el motivo de que sus ojos pareciesen de un azul más intenso que el habitual, hasta que, en un momento determinado, lloró. (Joe Biden además de amigo del senador junior de Delaware es su mentor como también lo ha sido de muchos de los que le han rodeado en esta andadura presidencial). También las lágrimas asomaron a los ojos de esas personas que veían la entrevista desde alguna de las televisiones colocadas en alguno de los restaurantes a los que Biden acude.
Clientes de locales playeros del área de Rehoboth, que estaban viendo la entrevista se quedaron sin palabras.
A partir de ese momento, aparte, de los comentarios más o menos oficiales de los representantes políticos, la gente común de Delaware comenzó a sustituir las fotos de los perfiles en redes sociales, por su foto con Joe Biden. ¿Se puede decir más con menos palabras?
Mientras, la guardia costera seguía protegiendo el área marítima cercana a la parte trasera a la residencia, algunas personas se acercaron en sus pequeñas embarcaciones a la zona, quizás solo para que alguien le pudiera decir al presidente que la vía acuática cercana a su propiedad tenía un inusitado flujo de barcas familiares, pesqueras… que pasaban por allí, saludándose los unos a los otros, con aparentes emociones encontradas.
Al igual que en redes sociales nadie hablaba, no había comentarios… Ni entre las embarcaciones, ni en la playa, ni en los comercios, ni en el paseo marítimo… nada.
Delaware le dijo a su manera al presidente que, apoyaba su decisión y que “estaba con él”.
Este lunes Rehoboth Beach amaneció como un día cualquiera de verano. Los lugareños esperan volver a ver pronto por sus calles a un Biden recuperado y mientras, le agradecen todo el esfuerzo que ha realizado a lo largo de sus más de cincuenta años de carrera política.
Lo hacen a su manera, sin ruido. Como se hace con alguien a quien se siente “muy suyo” y que regresa a casa tras una larga batalla.
El senador Coons compareció ante los medios. Al igual que otros políticos de Delaware en Washington como el senador senior Tom Carper y la representante Blunt Rochester o como el gobernador de Delaware John Carney entre otros, ha mostrado su apoyo a la candidatura de Kamala Harris, quien por la tarde hiciera una visita a la casa de campaña heredada.
Cuestionado sobre la posibilidad de que fuese mejor ir a una Convención Demócrata “abierta”, en lugar de apoyar la candidatura de Harris, el senador Coons ha señalado que “la vicepresidenta Harris tiene su apoyo siguiendo la recomendación realizada en el día de ayer por el presidente Biden”.
El senador añadió que “en el caso de disponer de seis meses hasta la convención, apoyaría ir mediante el proceso habitual (de convención abierta)” afirmando que en el partido hay numerosos candidatos válidos deseosos de postularse para la posición, pero que, sin embargo, ante el reto del tiempo él considera que hay que “moverse rápidamente”.
Los nombres de Delaware y Biden van unidos, desde que se trasladase desde Pensilvania con su familia, cuando era un infante. Después de treinta y seis años representando a Delaware en el Senado de los Estados Unidos, de ser el vicepresidente número 47 y presidente número 46 de los Estados Unidos, la gente local externa su apoyo por más de cincuenta años de servicio y por poner al pequeño Primer Estado, en el mapa. Porque pese a haber nacido en Scranton, PA, Biden es y será siempre “de Delaware” porque ambos, Joe Biden y Delaware así lo han decidido.