El pasado martes 2 de enero, en una concurrida ceremonia en el histórico Met y tras un discurso de emotivas palabras, la nueva alcaldesa de Filadelfia, Cherelle Parker, ha jurado al cargo que la inviste como el intendente número 100 de la ciudad, y la primera mujer en ocupar esa posición. Además de este hecho, por sí solo meritorio, Parker es apenas la 5ª mujer negra en ocupar la silla ejecutiva de una de las grandes ciudades de los Estados Unidos.
El que una jovencita de piel oscura y de origen humilde haya podido romper este “techo de cristal” no solo es un gran mérito para la nueva intendenta, sino que, inevitablemente, se convierte en un ejemplo, motivo de esperanza y persona de referencia para las miles de jovencitas de estratos medios y bajos que podrán ahora constatar que no hay techos que las puedan limitar; y que, con determinación, trabajo y voluntad, cualquier sueño se puede alcanzar.
Pero aparte del aspecto, sin dudarlo, inspirador de su historia, a la nueva jefa del ejecutivo local, le esperan desafíos muy serios y complejos, y tendrá unos pocos días de gracia para demostrarle a la opinión pública, que es la mujer que sus votantes esperan y que ella dice ser, una líder con promesas concretas, con larga experiencia, con pasión por el trabajo, con capacidad e independencia para tomar las decisiones difíciles e impopulares que ciertos temas requieren, y de inspirar a su equipo de colaboradores inmediatos para obtener, o al menos encaminar el tan anhelado cambio que la ciudad requiere.
Esos desafíos incluyen, entre otros, la apremiante necesidad de seguridad que experimenta la ciudadanía ante la difusa criminalidad, y la cruenta violencia callejera, que destruye y cobra vidas; el poner algún tipo de freno a la crisis del fentanilo y las drogas ilícitas que truncan los sueños y secuestran el futuro de muchos jóvenes; la crisis del sistema escolar, que requiere de un fuerte golpe de timón para dirigirlo a niveles de excelencia que merecen todos los niños de Filadelfia, sin importar su código postal.
No menos apremiante es el tema de la crisis de vivienda y el proceso de gentrificación, que está desalojando a tantas familias humildes de sus casas de antaño y enviándolas a vivir en condiciones de extrema dureza y mayor desamparo; igualmente el tema de cómo convertir a la ciudad en bastión de aire limpio, cultura ecológica y sostenibilidad; y último, pero no menor, el tema de cómo facilitar el acceso de los miembros de las comunidades inmigrantes –y la hispana en particular– a los recursos que genera el Estado para apoyar la pequeña empresa y el libre emprendimiento.
En este sentido, es de aplaudir las señales de inclusividad que ha tenido la nueva funcionaria al designar a dos mujeres latinas para integrar su equipo de colaboradores inmediatos en el gobierno de la ciudad. Parker nombró a Alba Martínez como directora de comercio y a Renee García como la reguladora de la ciudad. Martínez ha sido presidente y CEO de United Way y fue comisionada del Departamento de Servicios Humanos de la ciudad; mientras la abogada Renée García suma una amplia experiencia y reconocida trayectoria en el ámbito jurídico.
Además del nombramiento de otra latina, Sinceré Harris como vicealcaldesa, quien fue clave en su carrera rumbo a la alcaldía. Y el reciente nombramiento del ex capitán del Distrito 24 de Policía, Pedro Rosario, quien prestó juramento como comisionado adjunto de la Policía de Filadelfia, convirtiéndose en el primer latino en ocupar ese puesto de alto rango.
Parker, ha expresado consistentemente que se quiere rodear de personas con su misma misión. Durante su toma de posesión, fue enfática en convocar a los filadelfios a trabajar con su administración, pues ella no podrá sola. Es importante reconocer que ni la mejor funcionaria o alcaldesa del mundo podría lograr su máximo potencial de ejecución y eficacia administrativa, sin la ayuda cívica de sus habitantes.
Desde este espacio, le deseamos éxito en sus primeros 100 días y en el resto de su gestión, pues el éxito del Gobierno Parker será el de toda la ciudad, que tiene ansias de hacer honor al origen de su nombre, y ser la ciudad del amor fraternal.