La sesión en la que los legisladores deben corroborar la victoria del candidato presidencial demócrata, Joe Biden, comenzó este miércoles en medio de nuevas acusaciones sin fundamento del mandatario Donald Trump de que hubo fraude.
La sesión, que comenzó a las 13 horas, suele ser un mero trámite para corroborar el resultado ya confirmado por el Colegio Electoral el pasado 14 diciembre, pero esta vez está previsto que decenas de legisladores aliados de Trump lancen un último y estéril desafío al resultado de las votaciones.
Horas antes de comenzar la sesión, Trump intentó convencer a su vicepresidente, Mike Pence, que la preside, de que rechace la confirmación de la victoria de Biden en la certificación de los votos del Colegio Electoral, algo que no tiene precedentes.
También en un discurso a sus seguidores frente al Congreso que proseguía mientras comenzaba la sesión, Trump insistió en sus acusaciones de irregularidades en los comicios, que no ha podido demostrar en los tribunales, y aseguró que nunca reconocerá la derrota.
«Los estados quieren que se corrijan los votos, que saben que están basados en irregularidades y fraude, además de un proceso corrupto que no recibió apoyo legislativo. Todo lo que Mike Pence tiene que hacer es enviar (los votos del Colegio Electoral) de vuelta a los estados y GANAREMOS. Hazlo, Mike ¡Es el momento de la valentía extrema!», escribió Trump en un tuit.
No hay ninguna perspectiva de que la sesión cambie el hecho de que Biden se convierta en el presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero, que es cuando concluye el mandato de Trump, pero se espera que la sesión se prolongue durante horas para debatir las alegaciones que presenten los aliados del gobernante saliente.
En la sesión conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado, los legisladores deben abrir y contar los certificados de los votos electorales correspondientes a cada estado del país.
Pero basta con que un miembro de la Cámara Baja y otro del Senado presenten una objeción a los resultados en uno de los estados para desatar un debate y una votación de ambas cámaras sobre la posibilidad de no contar los votos electorales en ese territorio.
Más de cien legisladores republicanos, incluidos trece senadores, han anunciado que presentarán objeciones a los resultados.
No se sabe a cuántos estados podrían afectar esas objeciones, pero lo más probable es que se refieran a los estados en los que Trump ha presentado, sin éxito, denuncias de irregularidades, como Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.
Los senadores aseguran que no pretenden revertir el resultado de las elecciones, sino dar voz a aquellos que creen que los comicios no fueron justos, a pesar de que no hay ninguna prueba de que hubiera un fraude o irregularidades masivas, como denuncia Trump.
Los legisladores republicanos aliados de Trump piden que el Congreso cree una comisión electoral para «llevar a cabo una auditoría de emergencia con una duración de diez días sobre los resultados electorales en los estados disputados», según afirmaron en un comunicado conjunto el pasado sábado.
Sobre la petición de Trump a Pence, según el diario The New York Times, el vicepresidente le ha comunicado que no tiene el poder de bloquear la certificación de la victoria electoral de Biden y que no tiene intención de rechazar la confirmación, algo que, en todo caso, no tendría valor legal.
Nunca antes en la historia del país un vicepresidente se ha negado a poner su firma a la decisión del Colegio Electoral, algo que si sucede pondría al país en territorio desconocido al desafiar a la enmienda XII de la Constitución y a buen seguro desataría una batalla legal que llegaría al Tribunal Supremo.
En las elecciones del pasado 3 de noviembre, Biden obtuvo 306 votos electorales, superando los 270 necesarios para convertirse en presidente, frente a 232 de Trump, según el recuento del Colegio Electoral.
Pese a las maniobras de Trump, la sesión, que puede prolongarse hasta el jueves, debe terminar con Pence declarando a Biden como ganador de las elecciones.