La Cámara de Representantes aprobó este miércoles la apertura de un nuevo juicio político (impeachment) contra el presidente saliente, Donald Trump, en esta ocasión bajo la acusación de «incitación a la insurrección» por el asalto de la semana pasada al Capitolio.
En una semana de sucesión de jornadas históricas en Washington, la Cámara Baja vivió otra más en la que confirmó lo prometido y abrió formalmente el segundo proceso de enjuiciamiento político a Trump.
Con esto Trump se convirtió en el primer presidente en los más de 200 años de historia del país que es enjuiciado políticamente en dos ocasiones.
La votación salió adelante gracias a la mayoría demócrata, aunque se sumaron diez legisladores republicanos, quienes reconocieron que la actuación del mandatario respecto al asalto al Capitolio el pasado miércoles no estuvo a la altura de las exigencias del cargo de presidente.
Liz Cheney, Jaime Herrera Beutler, Anthony González, John Katko, Peter Meijer, Dan Newhouse, Tom Rice, David G. Valadao, Fred Upton y Adam Kinzinger ‘dieron la espalda’ a Donald Trump al votar a favor del proceso de juicio político. Herrera, coincidió en que Donald Trump «incitó a una revuelta con el objetivo de detener la transferencia pacífica del poder de una administración a la siguiente. Ese motín provocó cinco muertes».
Aunado a los diez, cuatro republicanos más no emitieron su voto al respecto: Kay Granger, Andy Harris, Gregory F. Murphy y Daniel Webster.
El proceso iniciado en la Cámara Baja promete obligar al Senado a someter a Trump a un juicio político que se desarrollará cuando el presidente electo, el demócrata Joe Biden, ya esté en el poder, y que por tanto no tendrá como principal objetivo la destitución del mandatario, sino su posible inhabilitación para ejercer futuros cargos políticos.
Washington volvió a mostrar imágenes impensables para la capital, como fueron las de los legisladores por los pasillos del Legislativo entre docenas de miembros de la Guardia Nacional tumbados descansando en los fríos suelos de mármol del Capitolio como parte del masivo dispositivo de seguridad.
«EL PRESIDENTE ES UN PELIGRO PARA EEUU»
En su contundente intervención de apertura del debate, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, subrayó que Trump «debe irse» ya que es «un peligro claro y presente».
«Sabemos que el presidente de EE.UU. incitó esta insurrección, esta rebelión armada contra nuestro país común. Debe irse. Es un peligro claro y presente para la nación que todos amamos», sostuvo Pelosi en el pleno de la Cámara.
Por su parte, la mayoría de la bancada de legisladores republicanos se opuso a la medida bajo el argumento de que el juicio político contra Trump solo contribuye a avivar las llamas de la «división» en los difíciles momentos que atraviesa el país.
«Este no es el camino si queremos recuperar la unidad. Es momento de buscar la curación. Paremos este juicio político», replicó Jeff van Drew, legislador republicano por Nueva Jersey.
CONTRADICTORIOS MENSAJES DE TRUMP
Durante las intervenciones, Trump emitió un comunicado, una tradicional herramienta a la que tuvo que recurrir dado su suspensión de las redes sociales, en el que pidió a sus seguidores no incurrir en «violencia» ante las múltiples informaciones que apuntan a nuevas concentraciones armadas antes de la investidura, dentro de una semana, del mandatario electo, Joe Biden.
«Ante las informaciones sobre nuevas manifestaciones, urjo a que no debe haber NADA de violencia, NADA de romper la ley y NINGÚN vandalismo de ningún tipo», dijo Trump en la breve nota difundida por la Casa Blanca.
Su nuevo mensaje llega dos días después de que el Buró Federal de Investigación (FBI) advirtiera de que seguidores radicales de Trump planean «protestas armadas» en los 50 estados del país entre el día 16 y el 20, cuando tomará posesión Biden.
Trump ha mandado mensajes contradictorios sobre el asalto de sus seguidores al Capitolio: durante el ataque les describió como «gente muy especial», pero después intentó distanciarse de ellos y condenar la violencia.
El martes, Trump evitó asumir ningún tipo de responsabilidad por lo ocurrido y defendió como «totalmente apropiado» el discurso que dio antes del asalto al Capitolio, en el que instó a sus seguidores a dirigirse al Congreso para evitar que los legisladores ratificaran la victoria de Biden.
EL CENTRO DE WASHINGTON, MILITARIZADO
Estados Unidos vive una tensión política sin precedentes recientes después del violento asalto al Capitolio de la pasada semana por una turba de seguidores de Trump, que dejó cinco muertos.
El mandatario saliente ha criticado el nuevo juicio político en su contra como algo «absolutamente ridículo» y «una continuación de la mayor caza de brujas de la historia de la política».
Todo ello a menos de una semana de que se lleve a cabo la ceremonia formal de traspaso de poder, prevista para el 20 de enero, en la que el demócrata Joe Biden asumirá la Presidencia.
En una muestra de la creciente preocupación, la popular plataforma digital de alquileres vacacionales Airbnb anunció hoy la «cancelación» de todas las reservas en el área de Washington durante la próxima semana para evitar la llegada de grupos de odio a la capital estadounidense.
Las autoridades han efectuado ya un enorme despliegue policial en Washington, con más de 10.000 efectivos, y levantando vallas en torno al Capitolio, en cuyas escalinatas se llevará a cabo la ceremonia de investidura, para evitar las escenas de la caótica jornada del pasado miércoles que dieron la vuelta al mundo.
Con información de agencias