
La OEA presenta la hoja de ruta de Centroamérica y República Dominicana para frenar el tráfico ilegal de armas. La subregión ocupa uno de los primeros lugares por homicidios en el mundo, según informe global de la ONU.
Siete países de Centroamérica y República Dominicana firmaron este miércoles en Washington la “Hoja de ruta” para combatir el tráfico de armas, municiones y explosivos, en aras a reducir los altos índices de violencia en la región.
El documento, rubricado en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) reúne el esfuerzo de 12 años de trabajo para unificar criterios de cómo estandarizar herramientas de control de armas y sobre todo hacer frente al mercado ilegal que abastece gran parte de redes de criminalidad común y hasta del crimen organizado.
Funcionarios de seguridad de los países con historiales distantes en la violencia armada como Costa Rica y Honduras, por ejemplo, expusieron la importancia de esta iniciativa para aunar esfuerzos conjuntos para combatir las armas.
La directora general de Armamento del Ministerio de Seguridad de Costa Rica, María Eugenia Mata Cavaría, dijo que su país se ve ante la emergencia por la violencia armada asociada al narcotráfico, el sicariato “que pone en riesgo la seguridad ciudadana”, de un país históricamente pacífico.
Un informe global de los homicidios de 2023 (en inglés) a cargo de la Oficina de la ONU para para el estudio del crimen y las drogas estima que en la zona «se registraron las mayores tasas de homicidios con armas de fuego en el mundo. En 2021, la subregión registró una tasa de 16,9 homicidios por cada 100.000 habitantes», y agrega que «en 2022 cuatro de cada cinco homicidios habrían sido con el uso de armas de fuego».
En este mecanismo tuvieron especial protagonismo Belize, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y República Dominicana.
La hoja de ruta para hacer frente al despliegue de armas ilegales persigue también extender la prevención de otras formas de violencia relacionadas con abusos psicológicos, sexuales, domésticos, sociales y la violencia autoinfligida. Además busca hacer frente a la delincuencia organizada, el narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de migrantes, la minería ilegal, el contrabando y el lavado de activos.
La OEA aspira a hacer encuentros periódicos y establecer mecanismos de contacto, como un foro subregional, a fin verificar el estado de funcionamiento de su plan contra las armas ilegales.