Videomontajes de las concursantes con sus fajas paseando por las playas de El Salvador, tomándose selfies frente a fuegos artificiales y caminando por las calles del centro de San Salvador atestaron las redes sociales esta semana durante los festejos previos al concurso de Miss Universo 2023 en el país centroamericano.
“Como dijo el presidente (Nayib) Bukele, El Salvador está cambiando”, dijo R’Bonney Gabriel, Miss Universo 2022, en un discurso a las concursantes de este año. “Estando aquí, esperamos echar luz sobre este país para que todo el mundo lo vea”.
La competencia es el espectáculo más reciente promocionado por Bukele en su esfuerzo por cambiar la imagen de esta nación históricamente desgarrada por la violencia.
Pero opositores y analistas dicen que el líder populista usa estos despliegues para distraer la atención de los abusos de los derechos humanos que se cometen en la represión a las pandillas y las medidas que ha tomado para frenar las críticas. Constitucionalistas y detractores dicen que está desgastando lentamente la frágil democracia del país.
El concurso de Miss Universo sucede en un momento crucial para Bukele, ya que la elección presidencial se realizará en febrero. Bukele se ha presentado a reelección violando los límites claramente establecidos en la constitución salvadoreña, algo que ha trastornado a los vigías de la democracia dentro y fuera del país.
“Uno le da al público un espectáculo para distraer la atención de que lo hace al tiempo que erosiona el estado de derecho y los equilibrios y controles de la democracia en el país”, dijo Tiziano Breda, especialista en asuntos centroamericanos en el Instituto de Asuntos Internacionales italiano.
El gobierno de Bukele no respondió a un pedido de declaraciones de la Associated Press. Desde que llegó al poder en 2019, Bukele ha efectuado cambios drásticos en este país de 6,5 millones de habitantes. El más notable ha sido su guerra contra las pandillas que han sembrado el terror en el país durante décadas.
Ante un estallido de violencia pandillera el año pasado, Bukele suspendió algunos derechos constitucionales y desde entonces ha encarcelado sin juicio a más de 72.000 personas por supuestos vínculos con las pandillas. Ha perseguido a periodistas, sindicalistas, grupos de derechos humanos y otras voces críticas, y movilizado un sofisticado aparato de comunicaciones para difundir la propaganda oficial.
La fuerte caída de la violencia tras el ataque a las pandillas le ha granjeado a Bukele el apoyo de la mayoría de los salvadoreños, y las encuestas indican que ganará la reelección por amplia mayoría.
Pero los observadores advierten que los abusos a los derechos humanos y la consolidación de Bukele en el poder son motivos legítimos de preocupación.
Sin embargo, cuenta con una alta aceptación de los salvadoreños, quienes durante la noche del sábado en la final de certamen cada vez que se mencionaba su nombre, recibia ovaciones. Bukele tiene una popularidad del 90%, más que cualquier otro presidente de la región.