En esta imagen de archivo, el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, habla con reporteros en Damasco, Siria, el 13 de febrero de 2023. (Foto: AP/Omar Sanadiki/Archivo)

La guerra entre Israel y Hamás se está extendiendo a Siria, alimentada por la creciente inestabilidad, la violencia y la falta de avances hacia una solución política a su conflicto de 12 años, dijo el lunes el enviado especial de Naciones Unidas para el país.

En su intervención ante el Consejo de Seguridad, Geir Pedersen afirmó que, además de la violencia derivada del conflicto sirio, la población enfrenta ahora “la aterradora perspectiva de una posible escalada más amplia” tras el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y la respuesta militar israelí.

“La propagación a Siria no es solo un riesgo: ya ha comenzado», indicó el enviado de la ONU para Siria.

Pedersen apuntó a los ataques aéreos atribuidos a Israel sobre los aeropuertos de Alepo y Damasco en varias ocasiones y la respuesta de Estados Unidos a lo que afirma que fueron múltiples ataques a sus fuerzas “por parte de grupos que afirman que están apoyados por Irán, incluso en suelo sirio”.

Con la región “en su (momento) más peligroso y tenso”, apuntó, “se está arrojando gasolina a un polvorín que ya estaba comenzando a prender” en Siria, donde la violencia había aumentado antes incluso del 7 de octubre.

Pedersen dijo que el número de sirios muertos, heridos y desplazados está en su punto más alto desde 2020 y apuntó a una importante intensificación de los ataques en las zonas controladas por el gobierno, incluyendo un atentado contra una ceremonia de graduación en una academia militar en Homs, que no ha sido reivindicado por nadie pero que las autoridades atribuyen a organizaciones terroristas.

El enviado reportó además ataques con proyectiles gubernamentales contra Hayat Tahrir al Sham — el grupo insurgente que gobierna gran parte del noroeste de Siria, que está controlado por los rebeldes — durante el mes de octubre, además de un aumento significativo de los ataques turcos en el noreste tras un atentado contra instalaciones gubernamentales en Ankara. La ofensiva turca ha dejado docenas de muertos, dañó instalaciones sanitarias, escuelas y campamentos, y desplazó a más de 120.000 civiles, agregó.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, acusó a “grupos terroristas”, algunos de ellos respaldados por Siria e Irán, de amenazar con expandir el conflicto de Gaza “utilizando el territorio sirio para idear y lanzar ataques contra Israel». Además, acusó a Damasco de permitir que Teherán y grupos terroristas utilicen sus aeropuertos internacionales con propósitos militares.

El representante de Rusia, Vassily Nebenzia, que es el aliado más cercano que tiene Siria, acusó a las fuerzas israelíes de atacar lugares en territorio sirio, incluyendo aeropuertos civiles, y calificó los ataques estadounidenses en el país de “acciones ilegítimas” y una “flagrante violación de la soberanía” de Damasco. El embajador apuntó que los intereses económicos de Washington y su implicación “en el contrabando de grano y petróleo sirios” han prevalecido sobre los intereses políticos.

Por su parte, el embajador de Irán, Amir Iravani, rechazó todas las acusaciones estadounidenses alegando que su país está en Siria a pedido de Damasco para luchar contra el terrorismo y acusó a Washington de intentar “desplazar la culpa del culpable a la víctima». Iravani afirmó sin embargo que Teherán responderá a cualquier amenaza, ataque o agresión que ponga en peligro su seguridad.

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