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Fotografía cedida por la productora Guasábara Cine que muestra una escena del documental 'El Fotógrafo de La 40'. EFE/ Guasábara Cine

Santo Domingo.- ‘El Fotógrafo de La 40’, que se estrena este miércoles en la República Dominicana, rescata del olvido la historia de Pedro Aníbal Fuentes Berg, quien desafió a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930-1961) y, cámara en mano, captó el horror vivido por opositores al tirano en una cárcel.

Escrita y dirigida por Erika Santelices y Orlando Barría, ‘El Fotógrafo de La 40’, de 76 minutos, se estrena dentro del Festival de Cine Global, donde compite en la categoría Ópera Prima Documental.

En 1959, dos años antes del asesinato de Trujillo, Fuentes Berg fue obligado por las autoridades de La 40, la cárcel clandestina que fue expresión máxima de la represión de la dictadura, a fotografiar a prisioneros cuando eran sometidos a torturas en la silla eléctrica.

Testigo de aquellos horrores, el fotógrafo, entonces de 32 años, se la ingenió, junto a su hermano Gilberto, que trabajaba en la Compañía Dominicana de Aviación, para enviar copias de las imágenes al exterior y poner al tanto al exilio dominicano y a la comunidad internacional de las barbaridades que cometía el régimen de Trujillo.

Una de esas instantáneas es la del antitrujillista José Mesón, captado con gesto de horror en la silla eléctrica y cuya imagen se convirtió en un símbolo de la lucha contra la dictadura, que acabó el 30 de mayo de 1961 con el asesinato de Trujillo.

Fue precisamente la foto de Mesón, colgada en el Museo de la Dignidad, lo que llamó hace años la atención de los fotógrafos chilenos Erika Santelices y Orlando Barría, quienes en 2018 empezaron a dar cuerpo a ‘El Fotógrafo de La 40’, que relata la historia de Pedro Aníbal Fuentes Berg, asesinado junto a su hermano tras ser detenidos el 20 de enero de 1960.

La foto de Mesón ha sido ampliamente difundida en el país y en el exterior, pero pocos hablan o conocen a su autor.

La importancia de preservar la historia

Santelices y Barría, residentes hace más de dos décadas en la República Dominicana, narran a EFE que empezaron a documentarse sobre la historia de Pedro Aníbal y, en principio, concibieron la idea de hacer un corto especialmente para compañeros de profesión, pero finalmente se decidieron por el documental, su ópera prima.

«Nosotros asumimos la fotografía como un documento y, en este contexto, Pedro Aníbal Fuentes Berg y la cárcel de La 40 se transforman en una evidencia de la verdad» en el marco de una dictadura, dice Santelices.

Producido por Fernando Santos Díaz y con música del maestro Manuel Tejada, ‘El Fotógrafo de la 40’ es un homenaje al desafiante fotógrafo dominicano, pero también un llamado a preservar la historia, según cuentan a EFE los fotoperiodistas, quienes, al principio, solo recibían «respuestas» ambiguas de la mayoría de las personas a las que preguntaban sobre Pedro Aníbal.

Esto era un reflejo de lo desconocido que era Pedro Aníbal para el dominicano común.

Para Barría, quien trabaja como reportero gráfico en la agencia EFE, uno de los momentos más emotivos de la realización del documental, ganador del Concurso Público Anual del Fondo para la Promoción Cinematográfica (Fonprocine), fue ser testigos de la apertura de cartas que Fuentes Berg envió a sus hijos y que estos guardaron durante décadas sin leer.

«Eran cartas de amor, de consejos, cosas muy intimas», detalla Barría.

De hecho, el trabajo incluye los testimonios de Gladys y Gustavo Fuentes, hijos de Fuentes Berg, así como el de Darlene Mesón, hija de José Mesón.

Estos testimonios se entrelazan con la historia del combatiente antitrujillista Delio Gómez Ochoa o la de Julio Escoto, a quien Fuentes Berg fotografió en La 40.

El inicio del rodaje del ‘El Fotógrafo de La 40’ coincidió con el 60 aniversario del asesinato de los hermanos Fuentes Berg y la designación, en diciembre de 2020, de una calle con el nombre de ambos por parte de la Alcaldía del Distrito Nacional (el centro de la capital dominicana), que reconoció entonces que ambos habían permanecido en el anonimato.

La intención de llevarlo al cine es que «la gente conozca esta parte de la historia, que no es solo la historia de un fotógrafo, sino la de un país», subraya Barría.

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