Roma, Italia. — El llanto de los sobrevivientes y familiares de decenas de migrantes que murieron en un naufragio frente a la costa sur de Italia resonaba el miércoles en un centro deportivo lleno de ataúdes colocados en hileras.
Mientras tanto, continuaba por cuarto día la búsqueda por mar y aire de personas que se cree aún estaban desaparecidas. La TV estatal y la agencia noticiosa LaPresse dijeron que el hallazgo del cuerpo no un niño elevó la cuenta de muertes a 67.
La embarcación de madera, atestada de pasajeros que pagaron a los traficantes para viajar desde Turquía, se hizo pedazos en un mar agitado frente a una playa de Calabria el domingo antes del amanecer.
Ochenta personas sobrevivieron al naufragio. Según sus relatos, el bote llevaba unos 170 pasajeros al partir del puerto turco de Esmirna unos días antes.
Los féretros —color marrón para los adultos y blancos para los niños— estaban dispuestos en hileras sobre el piso de madera del centro deportivo en la ciudad de Crotona. Sobre cada uno había un ramo de flores. Algunas personas colocaron juguetes sobre los ataúdes de los niños.
Según relatos de familiares, algunos pasajeros habían llamado a sus seres queridos en Europa para decirles con emoción que veían la costa italiana, alrededor de una hora antes de que el bote se estrellara contra un arrecife o banco de arena en el mar Jónico.
Cuando los familiares se enteraron del naufragio, muchos llegaron por tierra desde Alemania, el norte de Italia y otros lugares de Europa a Cutro, la población costera donde llegaron muchos cadáveres arrastrados por el mar y algunos sobrevivientes nadando.
Muchos migrantes se embarcan en los botes de los traficantes en las costas de Libia y Túnez al otro lado del Mediterráneo central para llegar al sur de Italia o sus islas. Otros optan por una ruta que parte de Turquía y cruza el Mediterráneo oriental para llegar a Calabria, en la “puntera” de la bota italiana, Puglia, en el “taco” o el este de Sicilia.
Acompañaban a las familias de las víctimas los alcaldes de poblaciones vecinas, el obispo local, un imán y pobladores.