Roma, Italia. — Los italianos debatían el domingo si un vendedor ambulante nigeriano podría haberse salvado de un ataque mortal por parte de un italiano enfurecido que sucedió en público ante la mirada de transeúntes. Los dolientes dejaron flores y pancartas denunciando la violencia y la indiferencia de las personas que se encontraban cerca.
El sábado, mientras la gente recorría una bulliciosa calle comercial de Civitanova Marche, una ciudad italiana a orillas del mar Adriático, Alika Ogorchukwu, de 39 años, murió tras la golpiza.
«Un horror de cuatro minutos», tituló el diario Corriere della Sera, señalando que otros inmigrantes nigerianos en la ciudad han denunciado la indiferencia y el racismo que se observó en el incidente.
Las imágenes de vídeo del ataque han circulado en internet.
Un juez decidirá el lunes si el presunto agresor, identificado por la policía como Filippo Claudio Giuseppe Ferlazzo, de 32 años, debe permanecer en prisión durante la investigación.
El investigador de la policía, Matteo Luconi, dijo que el sospechoso arremetió contra el vendedor después de que Ogorchukwu le pidiera “insistentemente” unas monedas a él y a su acompañante, una mujer. El abogado del hombre asesinado dijo que fue atacado después de hacer un cumplido a la mujer.
La autopsia ayudará a determinar si Ogorchukwu murió a causa de la paliza o si posiblemente fue estrangulado mientras yacía de espaldas, con su atacante encima y golpeándolo.
Ogorchukwu solía vender paquetes de pañuelos de papel o encendedores, según los comerciantes locales.
Durante un popular programa de entrevistas en la radio estatal italiana el domingo, los oyentes llamaron para denunciar la indiferencia de al menos dos transeúntes que filmaron el suceso y el miedo que generó el ataque.
Uno de los oyentes recordó que un joven fue golpeado hasta la muerte por una banda de jóvenes italianos cerca de Roma en 2020, cuando intentó defender a un amigo y poner fin a una pelea. Recientemente, un tribunal condenó a cuatro italianos, dos de ellos a cadena perpetua, por el asesinato de Willy Monteiro Duarte, un cocinero cuya familia era originaria de Cabo Verde.
El domingo, la gente se detuvo en el lugar donde murió Ogorchukwu, dejando flores y atando pancartas a un árbol, entre ellas una que denunciaba “la violencia, el racismo y la indiferencia”.