Ciudad de México, .- Diversidad de voces, estilos, orígenes y formas de ver el mundo habitan la poesía mexicana actual, un género literario que, sin ser el más popular en el país, resiste y sobrevive con el afán de encontrar nuevos caminos.
«La poesía siempre ha tenido todo en contra, las políticas culturales, a los lectores que les da flojera leer, los malos prosistas que rechazan a los poetas porque no llenamos toda la página -lo cual es criminal-. Pero la poesía sigue siendo el más alto y sofisticado medio de comunicarse», asegura en una entrevista con Efe el poeta mexicano Vicente Quirarte en el marco del Día Mundial de la Poesía que se celebra este lunes.
A pesar de ello, «la poesía resiste», cuenta el escritor de «Luz de mayo» (1994), y en ese arduo esfuerzo, trabaja en correspondencia con la realidad y la ciencia para seguir atendiendo paradigmas de la existencia, pues considera que: «Cualquier manifestación de la ciencia, tiene que ver con la poesía».
«La poesía no puede estar desvinculada de lo que sucede día con día, no es un escape de la realidad, es una entrada más profunda en ella», afirma.
Esto se ve reflejado en el trabajo de poetas mexicanos como Elisa Díaz Castelo en su libro «El reino de lo no lineal» o «Teoría del campo unificado», de Jorge Esquinca, resultado de la inspiración que sintió el autor después de enterarse que una flor fue descubierta en Marte, así como «Los objetos están más lejos de lo que parecen», de David Huerta, según apunta Quirarte.
RENOVACIÓN Y APERTURA
Para el poeta y editor del Periódico de Poesía de la UNAM, Hernán Bravo, la poesía mexicana actual se ha nutrido de una «muy saludable revisión» de los cánones que habían regido la creación de la poesía en el país.
Desde su perspectiva, esto ha dado paso a que los nuevos creadores replanteen los caminos posibles para dicho arte y en el trayecto han devenido «obras inquietantes y propositivas».
«El signo de los últimos (o más recientes trabajos) de la poesía mexicana es el de la extroversión, de la insumisión y de una rebelión mucho más efervescente, más en estado de ebullición respecto a parámetros, líneas de trabajo, clasicismos heredados y algo tiesos de otras generaciones», apunta Bravo.
El trabajo de Zel Cabrera, una poeta y periodista mexicana, podría ejemplificar lo anterior. En la pandemia, la escritora impulsó el proyecto editorial Los Libros del Perro, con el que pretende dar espacio a creadores desde la diversidad y la inclusión en términos de género, discapacidad, grupos étnicos, entre otros, siendo el título virtual «Novísimas. Reunión de poetas mexicanas 1989-1990» el primer ejemplar del proyecto.
POESÍA INDÍGENA Y MUJERES
Esa diversidad la ejemplifica en todo su esplendor el trabajo de poetas mujeres y hombres indígenas, quienes han tenido que resistir -aún más- las desventajas prácticas que enfrenta la poesía en general.
«A través de la literatura ayudamos a que nuestras lenguas sigan existiendo y resistiendo al difundir lo que hacemos fuera de nuestros pueblos, pero también dentro de ellos para que las siguientes generaciones se interesen por la belleza de la lengua, por la estética reflejada en la poesía, y de ese modo se resiste», apunta en una entrevista con Efe la poeta y representante ante la ONU de los pueblos indígenas de México, Latinoamérica y el Caribe, Irma Pineda.
Para la poeta zapoteca, todos aquellos que se dedican a la poesía en sus lenguas hacen un posicionamiento político que da fe que en México «además del español se hablan otras lenguas», explica.
«Es una forma de decir: Aquí estamos los pueblos indígenas y no solo estamos vivos, sino que estamos creando arte y poesía», ahonda.
Además, pese a los problemas estructurales que han permeado el desarrollo del género literario en dichas comunidades, así como las limitantes que principalmente han afectado a las mujeres, Pineda expresa que ha existido un avance que se nota con el trabajo de escritoras como Celerina Sánchez, de Oaxaca; Enriqueta Lunez, de Chiapas, o Briceida Cuevas Cob, de Campeche, entre muchas otras.
«Las mujeres llegamos un poco más tarde, pero me parece que las que estamos en la literatura tenemos ahora un trabajo de excelente calidad. En este tiempo sobresale la poesía escrita por mujeres, llegamos tarde pero pisando fuerte», asegura Pineda.
Finalmente, Quirarte considera que la mejor forma de conmemorar El Día Mundial de la Poesía es con la lectura de un poema en voz alta, mientras que Bravo comenta: «Creo que en la poesía todavía tenemos un refugio para quienes no se han abandonado a las respuestas totalitarias, a las falsas verdades y a pensar que el mundo es unidireccional y que lo que existe es lo que vemos», dice.
Mónica Rubalcava