Ciudad de México. – El «Diccionario de mexicanismos», una obra de minería lingüística que agrupa miles de palabras propias del país, es un «espejo de identidad» para los mexicanos y una ventana a «un mundo de conocimiento» para los extranjeros, dijo en entrevista con EFE la directora del proyecto, Concepción Company.
«Para un mexicano, sin duda, es un espejo de identidad, de reconocimiento, de gozo y de seguridad, de que los mexicanismos están en pie de igualdad», indicó Company (Madrid, 1954), directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua.
Para los ajenos o recién llegados al país, contrapuso, el diccionario se convierte en la puerta de entrada a «un mundo de conocimiento» en el que admirar una riqueza dialéctica que permea en todos los rincones del día a día.
Así, dentro de este rico universo, un saltamontes se vuelve un chapulín, el trabajo es la chamba, es mejor apapachar que abrazar, se prefiere el parteaguas al hito y el tantas veces estereotipado güey cuenta con hasta seis acepciones diferentes.
El extenuante trabajo de bucear en la bibliografía existente, blogs de internet, lexicones y las calles de todo México le llevó cerca de 10 años a Company y a su equipo, compuesto de siete académicos y nueve lexicógrafos, en los que la lista nunca paró de agrandarse.
«Empezamos en 2011 y le entregamos a Planeta (la editorial) a mediados de 2021. Y aquí estamos ya con una obra muy linda, con colores muy mexicanos», expuso la académica, rodeada de las joyas librescas que alberga la biblioteca del Instituto de Estudios Filológicos de la Universidad Nacional Autónoma de Méxcio (UNAM).
No obstante, no se trata de una obra lexicográfica al uso. «Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos» no subordina el habla de México a ninguna otra variante del español, por lo que no realiza definiciones sinonímicas.
Por el contrario, otorga un significado completo que abarca todos los matices que se desprenden de los distintos lugares del país con el fin último, insistió Company, de hacer «un llamado al respeto y al conocimiento desde el extranjero».
EN PIE DE IGUALDAD
De forma general, arguyó la lingüista, en España se mantiene un cierto desprecio hacia las formas que ha desarrollado el español lejos de sus fronteras, esencialmente en América Latina.
«La realidad es que el 92 % de los hispanohablantes nativos han nacido en América. Todavía hay que hacer un esfuerzo por parte de los españoles de entender las otras muchas realidades americanas. Están en proceso de descentralizar, de creer que ‘mogollón’ es español, cuando es un españolismo y probablemente no sale de sus fronteras», argumentó.
Por tanto, uno de los objetivos del diccionario es poner en pie de igualdad al mexicanismo y reconocer las diversas y todas igualmente válidas formas del español.
«Debo decir algo importante, y es que un mexicanismo no es el habla popular de Cantinflas (comediante mexicano), el habla folclórica de Pedro Infante (actor y cantante) o los boleros. Aunque también puedan serlo», puntualizó Company.
Del mismo modo que el mexicanismo no se limita al habla popular, tampoco se encuadran únicamente dentro de las más de 70 hablas indígenas que todavía se preservan en el país, aunque sí juegan un papel importante.
«El modo constante de crear (palabras) es combinado, en el caso de México hacemos construcciones mestizas. El mestizaje lingüístico está es uno de los fuentes fundamentales de creación léxica y de identidad mexicana», explicó la académica.
LAS PALABRAS PROHIBIDAS
El diccionario, aún con fama de aburrido, suele estar en todas las casas.
«Incluso en aquellas donde no hay lectores asiduos. Es un tipo de libro muy básico, patrimonial, de búsqueda y curiosidad», describió Company.
Así empezó ella, como tantos otros, husmeando entre sus páginas en búsqueda de las «palabras prohibidas», que tienen un filón en el español mexicano.
Naturalizada mexicana tras pasar en el país gran parte de su vida, Company contó como ella y el resto de sus paisanos siguen sorprendiéndose con la sexualidad que subyace de muchas de sus palabras.
«Un diccionario es un espejo de identidad y donde se ven las obsesiones. En la lengua española hablada en México, el mundo sexual es uno de los grandes ejes que estructuran el vocabulario», agregó.
La riqueza del español es producto de siglos de una evolución que no se detendrá, concluyó.
«No hay límites para la lenguaje, va a seguir caminando», zanjó.