El Charro de Huentitán tiene en su repertorio más de 100 álbumes musicales, más de 300 canciones grabadas y alrededor de 37 películas de las cuales fue productor de al menos 22 títulos.

Vicente Fernández Gómez, conocido como el «Charro de Huentitán» o «el Sinatra de las rancheras», falleció en su tierra, a los 81 años, tras un largo período hospitalizado en la ciudad de Guadalajara.

Tras más de 60 años subido en los escenarios, deja un enorme vacío en los amantes de la música vernácula.

“Chente” fue uno de los máximos exponentes de la música ranchera en México, con 55 años de carrera, alrededor de 100 álbumes y más de 75 millones de discos vendidos por todo el mundo, además de una gran trayectoria cinematográfica.

Interpretó como pocos la música ranchera y cuenta, entre otros galardones, con dos premios Grammy y ocho premios Grammy Latinos.

Estuvo considerado el cuarto «gallo» entre los ídolos históricos de la ranchera en México junto a Pedro Infante, Jorge Negrete y Javier Solís.

Un admirador participa en el homenaje póstumo del cantante mexicano Vicente Fernández, este lunes en la ciudad de Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco (México). (Foto: EFE/Francisco Guasco)

Nació el 17 de febrero de 1940 en Huentitán el Alto (estado de Jalisco) y siempre se manifestó orgulloso de su país, su familia, sus seguidores y su origen humilde, que le obligó a abandonar los estudios primarios para trabajar en varios oficios para ayudar económicamente a sus padres (él ranchero y ella ama de casa).

En la adolescencia, Fernández trabajó como granjero, limpiabotas, albañil, pintor y cuidador de caballos, pero su inquietud musical empezó a los ocho años cuando inició a tocar la guitarra.

En 1968 grabó su primer álbum, «La voz que usted esperaba», y cuatro años después «Cruz de olvido».

Ha sido un cantante arriesgado, pues con su estilo ranchero entonó valses mexicanos como «Alejandra», «Viva mi desgracia» o «Sobre las olas», recogidos en el álbum «Valses del recuerdo», que hicieron las delicias de un público rendido siempre a la simpática advertencia de Fernández en cada concierto: «Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar», lo que prolongaba su actuación varias horas.

Fue Premio Billboard en 2001 a la música latina por el álbum de grandes hits «Historia de un Ídolo Volumen II», que incluye «El Rey», «De qué manera te olvido» y «Volver, Volver».

Seguidores cantan afuera del hospital donde falleció el cantante mexicano Vicente Fernández hoy, en la ciudad de Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco (México).(Foto: EFE/Francisco Guasco)

Ganador en 2002 del Grammy al mejor disco ranchero («Más con el número uno») y en 2010 por «Necesito de ti».

En 2012, el cantante que también poseía el premio Lo Nuestro a la Excelencia, se despidió con una gira que lo llevó a Madrid (España). Y el 16 de abril de 2016 fue cuando anunció que se retiraba y realizó su último concierto en el estadio Azteca.

Pero no dejó la música, en 2019 volvió por unas horas a los escenarios al ofrecer un concierto gratuito en agradecimiento al homenaje que le rindieron el ayuntamiento de Guadalajara.

Y en 2020, con motivo de su 80 cumpleaños, lanzó el álbum «A mis 80’s», con el que celebró la vida y demostró su vigencia y capacidad vocal pese al paso de los años.

Además, incluye el tema «A mi nieto», un poema realizado por Fernández en honor a todos sus nietos, de los cuales algunos han seguido sus pasos.

Fernández, que en 1998 recibió su «Estrella» en Hollywood, participó en cerca de 30 películas.

Seguidores permanecen en las afueras hospital donde falleció el cantante mexicano Vicente Fernández, este domingo en la ciudad de Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco, (México). (Foto: EFE/Francisco Guasco)

Debutó como actor en «Tacos al carbón» (1971), de Alejandro Galindo, mientras que su última película fue la dirigida por Rafael Villaseñor Kuri, «Mi querido viejo» (1991), en la que debutó su hijo, el cantante Alejandro Fernández, «el potrillo».

Se casó en 1963 con María del Refugio Abarca Villaseñor, con la que tuvo tres hijos, Vicente, Gerardo y Alejandro, «Los tres potrillos», además de adoptar a su sobrina Alejandra.

En 1997 el cantante sufrió un fuerte impacto psicológico tras el secuestro de su hijo Vicente Fernández Jr., al que sus captores mutilaron dos dedos de una mano para presionar por el rescate.

Desde que se conoció la noticia de su deterioro de salud, sus canciones se hicieron presentes en los hogares y los bares de Guadalajara como un himno colectivo que presagiaba el final de su vida. Sus admiradores comenzaron a dejar flores y fotografías en su estatua que el propio cantante inauguró en la Plaza de los Mariachis.

«Hay un legado de educación emocional, él no lo inventa, pero logra su permanencia en varias generaciones, no solo es la música ni el cine, todas sus letras educan emocionalmente a la gente, es el heredero de José Alfredo Jiménez», asegura en entrevista con Efe el crítico de cine, periodista y docente Gerardo Gil.

Un ídolo del pueblo, un hombre fuerte, duro, arraigado a sus orígenes, pero a la vez sensible y humilde, envuelven la imagen de la masculinidad mexicana cuya dualidad vivía no solo en lo físico del charro mexicano, sino en los tonos de su impecable voz.

«Su música generaba casi un ritual con el público, no es música que se escuche en frío, te permite tratar ese interior no necesariamente de juerga, sino de introspectiva para recordar los viejos amores, las traiciones», comenta.

«Vicente Fernández llega en un momento en el que la industria fílmica y musical mexicana necesitaba la creación de ídolos», asegura Gil.

Según relata el crítico, Chente fue «una bocanada de aire fresco» en un cine que se encontraba en decadencia después del auge de la Época del Cine de Oro.

«Hay una serie de metaficción de los personajes que él interpretaba y lo que de alguna manera él significa para la gente: venir de la nada, alcanzar el éxito, pero no perder la sencillez, eso tiene que ver con la psicología y aspiraciones profundas del mexicano», considera Gil.

La familia del cantautor decidió que el gran homenaje al también conocido como «Charro de Huentitán» fuera en el rancho Los Tres Potrillos, que construyó hace más de tres décadas cerca de Guadalajara, rodeado de su gente y su música, y lejos de la suntuosidad que han tenido otras figuras de la cultura popular mexicana.

Sus seguidores lo acompañaron durante más de 24 horas en las que la Arena Vicente Fernández Gómez (VFG), contigua al rancho, que permaneció abierta para cualquiera que quisiera mostrar sus condolencias, como si se tratara de un amigo querido y entrañable.

Una enorme fotografía del cantante en blanco y negro con la frase «Descanse en paz» era el telón de fondo para el ritual religioso que concluyó con los acordes de  «Guadalajara, Guadalajara», mientras decenas de fotografías aparecían en una de las pantallas y la gente.

«¡Que te vaya bonito, Vicente!», gritó una de las asistentes haciendo alusión a una de las melodías más conocidas del intérprete.

A nombre de la familia, el también cantante, Alejandro Fernández agradeció el cariño del público que llegó de todas partes de México y a quienes estuvieron al pendiente de la salud de su padre.

«Queremos agradecer todas las demostraciones de cariño y amor hacia mi padre estando en vida. Pido un aplauso a los doctores que estuvieron atendiendo a mi padre e hicieron un esfuerzo hasta el final. ¡Que viva Vicente, para siempre!», expresó.

«A todas las personas que nos están viendo, que pidieron (por él), mandaron bendiciones, mandaron decir misas y rezaron (por él) les mando la bendición y las gracias», dijo llorando, pero con mucha fortaleza, la esposa Refugio Abarca.

Alejandro Fernández cantó «Volver, volver», la canción con la que su padre quería ser despedido.

En una ceremonia íntima, los restos del cantante fueron sepultados en el jardín de su rancho, junto a sus caballos y en su tierra, tumba que está abierta al público, como fuera su voluntad.

1 COMENTARIO

  1. Felicidades por la nota, muy completa, un artista mexicano que es de todos los hispanoparlantes, querido en muchas partes del mundo. Así como cuando murió Jorge Negrete, y se le rindieron homenajes musicales con temas como «Homenaje a Jorge Negrete», escrito por José Alfredo Jiménez y «A Jorge Negrete» escrito por Chucho Monge, quien es el compositor de «México Lindo y querido»; y a Pedro Infante con «Adios a Pedro Infante», también escrita por al gran José Alfredo Jiménez y «A mí hermano Pedro Infante» escrita por Rubén Fuentes, conocido por temas como «la Bikina», y claro como olvidar el tema «Gracias» donde José Alfredo Jiménez canta lo que fuera su despedida; así, yo como admirador y seguidor de Vicente Fernández me atrebí a escribir este tema que se titula «Esto es un hasta siempre», que es un pequeño homenaje al gran Charro del Pueblo, se los comparto con la idea de mostrar que la música tradicional de mariachi está mas viva que nunca y esos grandes artistas nos dejan un patrimonio que defender día a dia. Mi Nombre es «Gregorio Lara». https://www.youtube.com/watch?v=WbicfAvKGeQ

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