En casi 16 años en el cargo, enfrentó una crisis tras otra: un colapso del sistema financiero mundial en 2008, las amenazas de disolución de la Unión Europea, la gran ola migratoria hacia Europa en 2015 y la pandemia del COVID-19.
La mujer más poderosa del mundo nació en Hamburgo, 1954. Angela Merkel, es una política alemana, presidenta del partido alemán Unión Demócrata Cristiana desde 2000 y canciller de la República Federal de Alemania desde 2005. Fue la primera mujer que asumió la jefatura del Gobierno federal y también el primer canciller originario de la extinta República Democrática Alemana (RDA).
Hija de un pastor protestante, Angela Merkel vivió desde que tenía pocos meses en la RDA, bajo los rigores del régimen comunista, y no fue disidente, sino militante de la Juventud Alemana (comunista). Estudió física en la Universidad de Leipzig, por la que se doctoró en 1986. Investigadora en la Academia de Ciencias de la RDA, no entró en política hasta la caída del Muro, en noviembre de 1989, y realizó una meteórica carrera: fue ministra de Juventud y Familia (1990-1994) y del Medio Ambiente y Naturaleza (1994-1997).
Cuando el veterano canciller Helmut Kohl (1982-1998) anunció su retirada, Angela Merkel, que había sido una estrecha colaboradora suya, asumió primero la secretaría general (1998) y luego la presidencia del partido, cargo para el que fue elegida el 10 de abril de 2000.
Presidenta de la CDU
La derrota de Stoiber por el canciller Gerhard Schröder, en las elecciones del 22 de septiembre de 2002, permitió a Merkel escalar un nuevo peldaño del poder: desplazó a Merz, debilitado por el fiasco electoral, y fue elegida presidenta del grupo parlamentario CDU-CSU y, por ende, jefa de la oposición en el Bundestag.
Su principal biógrafo, Gerd Langguth, dice que Angela siguió el consejo de Kohl, según el cual para preservar el poder es preciso dominar el partido, pero también mantuvo su proverbial desconfianza hacia los correligionarios enquistados en los engranajes burocráticos. Sus intenciones no se concretaron hasta que fue reelegida triunfalmente presidenta de la CDU en un congreso en Hannover, el 11 de noviembre de 2002, consagrada como líder indiscutible. Volvió a ser reelegida dos años después, en diciembre de 2004, y consolidó su reputación de mujer implacable.
Durante sus tres años en el primer escaño de la oposición, Merkel no sólo se mostró tenaz en sus diatribas contra las reformas de Schröder, sino que ganó fama de adoptar una posición estrictamente racional ante los problemas, de la que deriva un estilo político que huye de las generalidades para atenerse a la observación y el estudio de los detalles. Actuó como una científica pragmática, “independiente de la ideología”, según sus palabras, que sopesa cuidadosamente los pros y los contras, pero que no vacila en la decisión.
Candidata a la cancillería
Elegida por unanimidad candidata de la coalición CDU-CSU a la cancillería el 30 de mayo de 2005, empezó la campaña electoral con 20 puntos de ventaja, pero ésta comenzó a esfumarse tan pronto como reveló su programa económico que incluía que subiría el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en dos puntos para promover la creación de empleo.
La política exterior no había sido su fuerte, pero era descrita como una devota de la OTAN que haría todo lo posible por mejorar las relaciones con Washington. Según la politóloga Daniela Schwarzer, “cada una de sus decisiones sobre Europa será examinada bajo dos condiciones: el interés de Alemania y sus consecuencias transatlánticas”. Como otros líderes de los países que estuvieron bajo el yugo soviético, manifestaba su buena opinión y sintonía con Estados Unidos y recordaba con frecuencia que la unificación de Alemania no se hubiera producido, al menos no tan rápidamente, sin el apoyo del presidente George Bush padre en 1989-1990.
Encarnación del éxito de la reunificación de Alemania, durante la campaña subrayó que se sentía orgullosa de “ser vista como la candidata de la Alemania unificada”, aunque el análisis de los votos demostró de manera inequívoca la disparidad de percepción entre el oeste, donde era vista por muchos electores como una oriental, y el este, donde aparecía como excesivamente occidentalizada, incluso para su puritana familia. El derrumbado muro de Berlín provocaba aún importantes efectos en el comportamiento electoral.
Primera canciller del Gobierno alemán
La ventaja inicial quedó reducida a su mínima expresión en las urnas. La CDU-CSU ganó las elecciones por un solo punto de diferencia (35,2 % de los votos, por el 34,2 % para los socialdemócratas del SPD)
El 11 de noviembre, Merkel presentó en Berlín el programa-contrato de los dos grandes partidos, cuyo objetivo, según proclamó, era “invertir la tendencia a la baja”, pero las medidas sobre el aumento de impuestos y los recortes sociales para corregir el déficit presupuestario se preveían polémicas.
Como prueba de su apuesta por el futuro europeo y a la vez atlantista, el 23 de noviembre (un solo día después de su investidura) Merkel viajó a París para entrevistarse con Jacques Chirac, y visitó luego la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas.
La tradición del consenso impediría la ruptura liberal propugnada inicialmente por Angela Merkel y derivaría en una situación enrevesada que puso a prueba su talento político y determinaría su futuro y, en parte, el de Alemania y de toda Europa. Se hizo patente su habilidad para sortear todos los obstáculos, hasta el punto de que su enérgica determinación le permitiría encadenar sucesivos mandatos hasta el 2017 mediante nuevas coaliciones e imponer su ideario liberal no solamente en Alemania, sino también en Europa. No en vano la máxima responsable de las políticas de austeridad de la Unión Europea ha sido repetidamente considerada la mujer más poderosa del mundo por la revista Forbes. Pero tras un largo mandato, la canciller anunció en 2018 que no buscaría una quinta elección para gobernar más allá de 2021.
El «fin de la era Merkel» fue identificado por la consultora Eurasia como uno de los principales riesgos para el continente en 2021.
El humanismo sobre la política
A lo largo de sus 16 años en el poder, la canciller alemana Angela Merkel ha marcado indefectiblemente la política de la Unión Europea.
El ministro Olaf Scholz se convertirá en el nuevo canciller del país, poniendo fin a los 16 años de mandato de Angela Merkel.