Santo Domingo, .- El sonido de las máquinas de coser se mezcla con las conversaciones de los alumnos de la escuela taller del diseñador dominicano Martín Polanco, un espacio donde jóvenes de escasos recursos pueden confeccionarse un futuro en el mundo de la moda y la costura.
El creador, que se ha hecho un nombre en Nueva York y tiene una fiel clientela, puso en marcha esta iniciativa altruista hace un año y ocho meses en el municipio de Santo Domingo Este para que chicos de origen humilde, como él lo era, se labren un futuro puntada a puntada.
DE LA CALLE AL TALLER
Polanco, que tuvo unos inicios difíciles, ya llevaba años sacando a chicos de la calle para que trabajasen en su taller de Santo Domingo, que compagina con el de Nueva York, antes de poner en marcha la Fundación Nacional de Arte y Diseño Caribeño, donde Efe pudo conversar con él sobre el proyecto.
Se trata de dar la mano a quienes quieren incursionar en «una profesión donde se necesita bastante inversión para posicionarse», tanto en materiales como en maquinaria, que aquí están a disposición de los que realmente desean ganarse la vida entre costuras y patrones, explicó Polanco.
Busca, además, romper los estereotipos que cuestionan que se pueda llegar a ser diseñador viniendo de una familia humilde, como fue su caso. Así que se siente plenamente identificado «con cada uno» de los 75 alumnos que han pasado hasta el momento por la escuela, a la que algunos ya llegan por el voz a voz.
«Trato de buscar a esos jóvenes que están en las esquinas, en los barrios» humildes, para llevarlos hasta donde quizá ni ellos mismos saben que pueden llegar, «son jóvenes que no saben qué van a hacer con su vida y yo les presento esta oportunidad y, de repente, descubren que tienen un talento inmenso».
ALUMNOS CON ILUSIÓN Y FUTURO
Es el caso de Adonis Leandro Germán, que Polanco sacó del malvivir a los 14 años para llevarlo a su taller y que, ahora, con 26, forma parte de su equipo y empieza a trabajar como maestro.
«Me gusta coser, a mano y en la máquina, soy muy hábil», aunque «siempre abierto a seguir aprendiendo», dijo a Efe, confiado en el futuro que le aguarda y que tiene gracias a Martín Polanco y a su propio esfuerzo.
Adonis lleva años dedicado a dar puntadas, pero con tres meses en la escuela algunos ya apuntan maneras y demuestran su destreza con la aguja, como Iara Abigail Agramonte, una modelo de 28 años que desea permanecer en ese mundo, pero de puertas adentro.
Llegó a la escuela sin haber cosido ni un botón y su evolución ha sido destacable. «Me encanta. Hemos aprendido mucho, los profesores son muy buenos, nos tienen paciencia», dijo a Efe junto a la máquina de coser con la que practica sintiéndose «en familia».
Otros compañeros, como Jonathan Chalas o María Esther Medina, muestran una gran determinación por lograr sus objetivos, sin dudar por un momento de que llegarán a ser grandes diseñadores.
BORDANDO SUS RETOS
Polanco les inculca su filosofía de trabajo y cultura del esfuerzo: «ser y hacer para conquistar». Algo aplicable a cualquier disciplina y que, en su caso, supone una apuesta por el trabajo artesanal en piezas de todo tipo, incluyendo complementos, pero con un lugar destacado para la chacabana, prenda emblemática dominicana similar a la guayabera.
El reto que impone a estos jóvenes a cambio de la formación gratuita y del pago de sus gastos de desplazamiento es «hacer un desfile de moda».
De hecho, el año pasado sus ocho aprendices más brillantes participaron en la pasarela de Dominicana Moda y la colección fue un éxito, señaló.
El diseñador tiene su propio reto, que es dejar este proyecto como legado. «Me he prometido a mí mismo que mi carrera no sea nada más que Martín Polanco, que Martín Polanco seamos muchos, que podamos decir que lo hemos logrado y que estamos a nivel mundial como Oscar de la Renta», inspiración de tantos diseñadores.