Reading, PA – A raíz de la pandemia que azota a todo el globo terráqueo, todos los sectores que componen las diferentes instituciones del estado han tenido que virtualizar o usar medios no presenciales para poder seguir ofertando sus servicios.
En nuestro país, pese al gran esfuerzo que han hecho los incumbentes en el sector educativo, estos no han sido suficientes para lograr una koinonía en las tres variables principales, de las cuales depende la educación a distancia en este momento: servicios de internet, provisión de energía eléctrica y entrenamiento digital de los maestros.
La energía eléctrica no es eficiente. Sabemos que todos los dispositivos que se usan como medios para impartir y recibir el pan de la educación dependen de la energía eléctrica; la cual está regularmente ausente.
El internet, su costo, su calidad y accesibilidad son temas dignos de atención, por la razón de que no todos los padres tienen el poder adquisitivo para costear un plan de internet, y si a esto le sumamos la poca amplitud de banda que tiene el mismo para mover dichas plataformas virtuales, en las zonas rurales termina siendo muy poco lo que se recibe.
La capacidad en temas digitales de ciertos docentes, que por años han estado acostumbrados al viejo sistema, no les permiten adaptarse de una forma tan drástica y rápida a los nuevos métodos y mecanismos. Termina sucediendo que, por la alta exposición de los jóvenes y niños a la tecnología informática, estos están mejor preparados para recibir que muchos docentes para dar.
Nada nuevo en nuestro viejo sistema. Quienes mejores condiciones económicas tengan, tendrán la mayor probabilidad de llevarse los mejores resultados. Esto como resultado de aquellos “se le fue la luz”, “se cayó el internet”, “debo esperar que mi hermano termine con la laptop”, y frases similares que se escuchan en las viviendas humildes; temas que para los adinerados no existen. Y si a eso le agregamos hasta la buena alimentación, podríamos estar frente a una desigualdad garrafal ante el nuevo método. Porque, no es cuestión de adaptarse, es cuestión de tener las condiciones para adaptarse.
¡Que el impacto del señor nos mantenga el pulso equilibrado! ¡Un abrazo!
En colaboración con Jorge Pulinario. emma_matinez10@hotmail.com