Pittsburgh-PA. El 22 de junio de 1986 fue para mi uno de los días más memorables en la historia del futbol, jugaba Argentina contra Inglaterra por los cuartos de final de la Copa Mundo México 86 en el estadio Azteca de la Ciudad de México. El estadio lleno, más de 110000 aficionados, recuerdo que en ese momento todavía estaba viva la memoria de la guerra de la Malvinas, algunas heridas estaban abiertas, pero esto era diferente era un partido de futbol.
El primer tiempo terminó empatado a cero. Al minuto 6 del segundo tiempo, Maradona le hace un pase a Valdano, el delantero argentino trata de dominar el balón, pero no alcanza a controlarlo y Steve Hodge, defensa inglés, despeja hacia atrás para que el golero Peter Shilton lo ataje, pero Diego Maradona se adelanta y salta al mismo tiempo que el arquero inglés, Shilton 20 cm más alto no alcanza a ganar el salto. Diego empuja el balón, hay confusión, pero el balón entra al arco inglés. El gol es validado por el árbitro Ali Bennaceur de Túnez.
Los ingleses alegan que el balón lo empuja Maradona con la mano izquierda, pero el juez de línea confirma que fue gol legítimo, así adelantaba a la Albiceleste. Al minuto 55, Diego toma el balón, lo pisa en cancha de Argentina, sale entre dos ingleses, la pica larga, se le atraviesa otro más que trata de agarrarle la camiseta, pero él se logra zafar, al entrar al área, Shilton lo achica y él logra regatear para sacarlo y entre el arquero y el defensa inglés, Maradona empuja el balón para convertir el gol más hermoso en la historia de los mundiales. Víctor Hugo Morales, narrador argentino llamaría a Diego, el genio del futbol mundial, el Barrilete Cósmico. Hay que decir que ese gol fue épico e hizo llorar no solo a los argentinos sino a todos los fanáticos del futbol en el mundo, fue una sinfonía o como diría Jorge Valdano, delantero argentino y compañero en la selección, una obra maestra.
Ese día fui más hincha del futbol, del arte, de su belleza y estética, Diego Maradona nos enseñó que el futbol era eso, arte.
Diego comenzó a los 15 años en Argentinos Juniors en 1976 y jugaría hasta 1981, jugó 167 partidos y anotó 116 goles, de ahí pasó al Boca Juniors en 1981, donde jugó 40 partidos y anotó en 28 ocasiones.
Empezaría su periplo por Europa en 1982, llegaría al Barcelona de España. Con el club catalán, Diego jugó 36 partidos y anotaría 22 goles, pero además sería campeón de la Copa del Rey en 1983, campeón de Liga en 1983 y de la Supercopa de España en ese mismo año. En 1984 viajaría a Italia para jugar con el Napoli, el equipo que le dio sus mayores alegrías, con el club napolitano jugaría 188 partidos y anotaría 81 goles, además de ser campeón de la serie A en dos ocasiones en el 87 y 90, copa de Italia en el 87, Copa UEFA 1989 y una supercopa italiana en el 90. Regresaría a España para cerrar un ciclo en Europa con el Sevilla en 1992 donde jugó apenas 26 juegos y anotó 5 goles.
Volvió a la Argentina en 1993, para jugar con Newell’s Old Boys, jugaría solo 5 partidos y cerraría su gran carrera en el club de sus amores, el azul y oro, El Boca Juniors. Estuvo del 95 al 97 jugó 30 partidos y anotó 7 goles.
Con la selección nacional de Argentina jugó un total de 91 partidos y anotó 34 goles, levantó la Copa del Mundo en 1986 en México como el capitán de la albiceleste, en la Copa Mundo 1990 en Italia sería subcampeón. En 1989 fue campeón de la Copa América en Brasil. Además, fue campeón de un mundial sub-20 en Japón en 1979.
Balón de oro del Mundial México 86, atleta del año United Press International en 1986, en 1998 fue nombrado en el Equipo de futbol del siglo XX, y la revista World soccer lo nombraría el segundo mejor jugador del siglo XX. En el año 2000 el Napoli retiró el número 10 en homenaje a Diego.
El genio del futbol, la zurda mágica, loco, incomprendido, rebelde, polémico, pero en el campo de juego Diego era una sinfonía, nunca olvidaré sus gambetas, como le pegaba al balón con su zurda y cómo danzaba sacando jugadores rivales, el mejor de la historia. Gracias Diego por todo lo que brindaste a los fanáticos, un artesano del deporte más hermoso del mundo, el futbol.
Hoy el Pelusa estará jugando en el cielo, junto con los demás “cracks”, pisando el balón, regateando rivales. Está jugando con el mismo que le ayudó a tocar la pelota ese inolvidable día 22 de junio de 1986 contra Inglaterra. ¡Buen viaje Diego!