Buenos Aires, Argentina- La segunda ola del COVID 19 está causando estragos en Latinoamérica. De hecho, algunos países están sufriendo el peor momento desde el inicio de la pandemia hace más de un año, debido principalmente a la prevención y mal manejo del gobierno de estas naciones. Campañas mezquinas y una desconsideración absoluta al virus más potente que haya atacado a la humanidad en los últimos tiempos.
Según el último “Ranking de Resiliencia” de Bloomberg sobre las 53 economías más grandes del mundo y las medidas que cada una ha tomado para enfrentar la pandemia de manera efectiva, Brasil ocupa el penúltimo lugar, seguido por Argentina, Perú, Colombia y Chile. El mismo informe señala que en Latinoamérica gran parte de la población vive en condiciones de hacinamiento, donde el distanciamiento social es difícil y que la alta proporción de personas que dependen del trabajo informal y salarios diarios, significa que pocos pueden a quedarse en sus casas. En ese sentido, la mayoría de los países de América Latina, no podrán volver a los niveles de crecimiento pre-pandémicos hasta el año 2023.
Y de los países involucrados en este presente, Brasil cerró el mes de abril con un nuevo récord mensual de muertes, llegando a la friolera de 403.781 fallecimientos desde el principio de la pandemia. Parece no estar equivocado el neurocientífico y profesor de la Universidad de Duke, Miguel Nicolelis cuando dice que “el país es como un Fukushima biológico, un reactor nuclear que esta fuera de control”. En tanto, Jair Bolsonaro, tal vez el principal responsable de este presente, sigue sosteniendo que “morirse es parte de la vida” y “que hay que esperar que todo pase”.
En lo que respecta a Argentina, los responsables del Gobierno, se siguen preguntando qué hacer para que las cifras no empeoren, cuando día a día se siguen sumando más contagios y más muertes y está cada vez más cerca el ingreso al Top 10 por millón de habitantes, porque además de estos registros, se ha sumado el problema de la falta de oxígeno medicinal usado para el tratamiento y manejo clínico de las complicaciones que presentan los enfermos.
En Chile nadie se explica cómo pese a la buena vacunación (ejemplo para muchos) tenga ahora la tasa de contagio más alta desde el inicio de la pandemia. “La situación es extremadamente compleja en términos sanitarios” dijo Juan Carlos Said, líder de la salud chilena, mientras que ya se estaban reactivando los canales oficiales para volver a tener el control de la situación.
En Perú, como en Argentina, han implementado el toque de queda para poder tener un control más estricto y tratar de evitar los contagios, mientras que en Colombia han incrementado los testeos y parecen controlar la situación.
Un caso preocupante también es el de Ecuador, donde solamente en Guayaquil, hay más muertos por COVID 19 de los que ha habido en otros países enteros, y luchan a contrarreloj para darles un entierro digno.
El virus no da respiro y preocupa cada vez más por sus galopantes variantes.