Garnet Valley PA – En estos momentos de crisis mundial, agradecemos a todos los que tratan de ponerle freno a la pandemia de COVID-19. En ese grupo están presente los profesionales de la salud, los respondedores de emergencia, y los empleados esenciales en muchas industrias.
Investigadores científicos trabajando para agencias gubernamentales, académicas o del sector privado también han reaccionado a la crisis. Como sus contribuciones pueden no ser tan obvias para la mayoría de las personas, en esta columna incluiremos algunas de ellas.
Para enfrentar al COVID-19 lo mejor es prevenir contagiarse tomando medidas como el mantener distancia social, lavado frecuente de manos, cubrirnos la boca y nariz al salir para lo imprescindible. Una forma muy efectiva de prevenir una enfermedad es utilizar una vacuna. Por lo tanto, el desarrollo de una vacuna contra COVID-19 es una prioridad para muchos en la comunidad científica. Sin embargo, este proceso es largo, se estima que tomará más de un año. La segunda medida es el tratamiento.
Al enfrentar una enfermedad nueva es más fácil y rápido encontrar una terapia entre medicamentos ya aprobados para otras enfermedades. La razón es que el proceso de desarrollar una droga totalmente nueva toma usualmente unos 12-15 años. El sitio web del Instituto Nacional de Salud (NIH) por sus siglas en inglés lista 440 estudios clínicos (en pacientes) que están ocurriendo en este momento. Muchos de estos estudios evalúan drogas como posibles tratamientos para COVID-19. Una de ellas es “hydroxychloroquine”, una droga para tratar malaria, lupus y condiciones reumatoides. Médicos ya están utilizando la droga en pacientes de COVID-19, pero la data clínica es imprescindible.
NIH también está corriendo un estudio clínico de la droga Remdesivir, que es una droga antiviral intravenosa que se desarrolló para tratar Ebola. Aunque la droga no trabajó bien para Ebola, científicos estudiaron en el laboratorio el efecto de esta contra los coronavirus SARS y MERS (ambos de la misma familia que SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19). Aunque los estudios clínicos están tratando a pacientes con síntomas moderados o severos, es posible que la droga sea más efectiva si se administra al comenzar la enfermedad. Ejemplos de otras drogas en estudios clínicos incluyen Sarilumab, una droga para el tratamiento de artritis reumatoide que se está investigando en casos severos de COVID-19 y Ruxolitinib, una droga para tratar cánceres en la sangre.
Un paso prometedor es usar anticuerpos de pacientes que se han recuperado del virus para desarrollar un tratamiento. En la próxima columna hablaremos de esta alternativa. Sin los investigadores científicos, ninguno de estos estudios sería posible. Aunque algunos laboratorios estén cerrados y silenciosos durante esta cuarentena, los involucrados en el estudio del COVID-19 están bien ocupados y en una carrera por frenar este virus.