Dos mujeres estaban contendiendo para ser senadoras durante la elección nacional en California. Llevé a mi hija de 8 años, Aviva, a escuchar a las candidatas que estaban contendiendo para ser elegidas para un cargo en el senado, eran mujeres buenas, líderes sindicales como Dolores Huerta, la cofundadora de la Unión de Trabajadores Campesinos, y otras mas.
Aviva absorbió todo lo que se dijo y un día anunció que creía que “Las Mujeres eran Más Inteligentes que los Hombres”.
Le pregunté “¿de dónde sacaste esta idea comunista?” Me respondió, “bueno, solamente mira a esas candidatas, Dolores Huerta, mi madre y mi abuela…y luego mírate”.
Aunque estaba sorprendido por su franqueza, admiré que había captado el espíritu de esas mujeres fuertes e inteligentes.
Durante los siguientes meses, Aviva alegaba constantemente que las mujeres eran más inteligentes que yo.
Cuando estaba con otras jóvenes latinas, pronto empezaban a cantar “Mamá Sabe Más”.
Al año siguiente llevé a Aviva a la cena del legado de César E. Chávez en el hotel Biltomore en Los Ángeles donde Gloria Steinem (fundadora de la revista MS y una las principales feministas de la historia) estaba entre las que iban a recibir un reconocimiento. En aquel entonces yo era el Director Ejecutivo de la Fundación César E. Chávez.
Después de la cena, Gloria se quedó para hablar y tomarse fotos con los trabajadores agrícolas que estaban ahí. Al fin, se la presenté a Aviva. Gloria se arrodilló inmediatamente en una rodilla para estar a la altura de los ojos de Aviva. Luego procedí a decirle a Gloria la opinión de Aviva de que creía que las mujeres eran más inteligentes que los hombres. Le preguntó a Aviva si era cierta esa historia y Aviva dijo, “Sí, las mujeres son más inteligentes”. Gloria tomó la mano de Aviva y le dijo en voz baja, “Aviva, sólo recuerda que también hay hombres inteligentes”.
Fue maravilloso escuchar estas palabras y sentirme finalmente algo reivindicado. Al día siguiente mientras iba manejando al hotel con Aviva, le pregunté “¿recuerdas que Gloria dijo que también hay hombres inteligentes?”
Aviva respondió rápidamente, “Sí, pero ella no dijo que tú eras uno de ellos”.
Fue una gran respuesta y me recordó que tenía un trabajo duro por delante para que cambiara su opinión. Le sonreí y le dije cuánto la quería.
