Los Ángeles, EE. UU.– LeBron James se convirtió este domingo en el segundo jugador en la historia de la NBA que alcanza los 38.000 puntos pero no pudo celebrar este impresionante logro con una victoria ya que Los Angeles Lakers perdieron ante los Philadelphia 76ers en un encuentro muy igualado y competido (112-113).
Russell Westbrook tuvo en sus manos la posesión definitiva pero el base, sin que los Lakers pidieran tiempo muerto en una decisión controvertida, perdió el balón intentando un pase por lo que los angelinos ni siquiera probaron un tiro para ganar el encuentro.
Ese torpe y descorazonador desenlace certificó la tercera derrota seguida para los Lakers, que venían de caer en otro final muy apretado -y tras dos prórrogas- ante los Dallas Mavericks (115-119).
El final ante Filadelfia estropeó en parte la memorable noche de LeBron, que se unió a Kareem Abdul-Jabbar como el único jugador en la NBA que ha llegado a los 38.000 puntos.
LeBron solo necesitaba 11 tantos para llegar a los 38.000 pero se sacó de la chistera una actuación monumental con 35 puntos, 8 rebotes y 10 asistencias.
Hasta su desafortunado broche del partido, Westbrook fue un acompañante fantástico de LeBron y brilló con un triple-doble de 20 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias.
En los Sixers (27-16), Joel Embiid fue un titán en la pintura (35 puntos y 11 rebotes) y James Harden le respaldó desde el exterior de maravilla (24 puntos, 7 rebotes y 13 asistencias).
Los Lakers (19-24), en los que el mexicano Juan Toscano-Anderson aportó 6 puntos y 4 rebotes, metieron el 55,2 % de sus tiros de campo pero se estrellaron un vez más en el tiro exterior (6 de 20 en triples).
LEBRON, PROTAGONISTA ABSOLUTO
Como si tuviera prisa por alcanzar los 38.000 puntos, LeBron entró al partido en estado de ebullición hasta sumar 16 tantos (8 de 9 en tiros) en un primer cuarto arrollador.
En el otro lado, Embiid hizo y deshizo a su antojo ante la debilitada rotación interior de los Lakers sin el lesionado Anthony Davis.
Así, el pívot camerunés guió con 14 puntos a unos Sixers que cerraron el periodo por delante (32-33).
Los angelinos mostraron actitud y ganas desde el principio, en especial con un Westbrook que abordó muy enchufado el encuentro desde el banquillo.
Darvin Ham probó con una defensa en zona para intentar frenar a Embiid, pero los Sixers no tuvieron mayores problemas para encontrar tiros liberados.
A la fragilidad atrás se le unieron las carencias en ataque, ya que la amenaza exterior en los Lakers era un erial (1 de 8 en triples al descanso).
Sin embargo, un parcial de 9-0 para cerrar el cuarto, impulsado por un poderoso «alley-oop» de Westbrook a LeBron, permitió que los angelinos se marcharan al vestuario con una ventaja mínima frente a unos Sixers demasiado contemplativos en los últimos minutos (58-57).
LeBron y Embiid llegaron con 22 puntos cada uno al descanso.
En la reanudación, Harden y Tobias Harris se ofrecieron como alternativas en ataque a Embiid pero los Lakers mantuvieron el tipo en un duelo que seguía moviéndose en márgenes muy estrechos.
El partido ganó en espectacularidad: Westbrook se lució con un triple más adicional y Embiid respondió con un fabuloso mate sobre Wenyen Gabriel.
Muy vistoso, igualado y entretenido -sobre todo teniendo en cuenta los pobres estándares de los Lakers este año-, el encuentro se fue al último periodo con todo por decidir (83-86).
LeBron arrancó el cuarto definitivo con una preciosa penetración con giro de 360 grados en el aire que dejó a más de uno con la boca abierta.
Tanto LeBron como Westbrook seguían tirando del carro del conjunto local, pero en los visitantes Harden cada vez tenía el punto de mira más afinado en el perímetro.
A falta de 1.27 y con los dos equipos enseñando los dientes para llevarse el triunfo, Georges Niang conectó un importantísimo triple desde la esquina que puso con +2 a Filadelfia.
Los Lakers se las arreglaron para llegar vivos al final con un triple de Troy Brown Jr. (112-113) y Embiid falló un tiro con 16 segundos que abrió la puerta de la épica para los angelinos, pero Westbrook no pudo rematar la faena y los de LeBron se fueron una vez más con la cabeza baja.
David Villafranca