simon biles
Con un ejercicio de barra soberbio, precedida por una ovación atronadora en el pabellón de Bercy, la estadounidense Simone Biles regresó este domingo al escenario olímpico. EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

En el pabellón de Bercy la gimnasta Simone Biles, regresó a los escenarios olímpicos madura y poderosa, con ejercicios soberbios en barra, salto y suelo pese a padecer problemas en el tobillo izquierdo desde mitad de competición.

  • Con un ejercicio de barra, precedida por una ovación atronadora, la estadounidense Simone Biles regresó este domingo al escenario olímpico tres años después de sufrir en Tokio 2020 una crisis que la llevó a abandonar la competicia y a alejarse de los gimnasios durante dos años.

Aquella renuncia fue una de las mayores llamadas de atención dadas nunca por un deportista sobre los problemas de salud mental que afectan a los atletas de élite.

Tras la actuación de sus compañeras Jordan Chiles, Hezly Rivera y Sunisa Lee, la considerada mejor gimnasta de todos los tiempos se acercó concentrada a la barra, hizo sus marcas de referencia con la tiza y se sentó en la colchoneta a esperar su turno. Los ojos, las cámaras, los teléfonos se giraron hacia ella como su tuviera un imán.

Con el dorsal 391, vestida con un maillot negro con destellos de plata, Biles entró al aparato y no tuvo ni una duda en todo el ejercicio. Clavó las piruetas, enlazó los elementos con seguridad e hizo una salida perfecta, con doble mortal hacia atrás.

Sonrió, por fin, al subir los brazos y se fue corriendo a abrazar a su entrenadora, Cecile Landi, que saltaba de alegría.

Ganadora de cuatro oros olímpicos y 30 medallas en campeonatos del mundo, Biles maravilló a público.

Biles retomó de manera brillante el hilo que dejó pendiente en Tokio, cuando tras participar en la ronda clasificatoria renunció a las finales por los mencionados problemas; se recompuso para participar el último día en la de barra y ganó una medalla de bronce, hasta el momento su último podio olímpico. Luego se concentró en su recuperación anímica.

La gimnasta de Houston, de 27 años, es la actual campeona del mundo. Suma en su historial cuatro oros, una plata y dos bronces olímpicos, además de 30 medallas mundiales, 23 de ellas de oro.

Simone Biles se sienta al costado la viga de equilibrio durante la ronda clasificatoria de la gimnasia de los Juegos Olímpicos de París, el domingo 28 de julio de 2024. (AP Foto/Charlie Riedel)

Aclamada por el público, admirada por sus rivales, todos incrédulos ante la creciente dificultad de sus rutinas.

Biles abandonó el piso por un instante al finalizar su rutina en la viga de equilibrio. Minutos después volvió y reveló su molestia. Aún sin estar en plenitud, la texana de 27 años demostró por qué es la gimnasta más laureada en la historia del deporte.

Simone estuvo animada desde la grada por celebridades como Ariana Grande, Snoop Dog o Tom Cruise.

Aunque compitió en la segunda de las cinco subdivisiones de la ronda clasificatoria, con mucha jornada aún por delante, de momento se puso por delante en la general individual, en barra, en suelo y en salto, y solo en las asimétricas, el único aparato en el que nunca ha ganado una medalla olímpica, fue superada por varias rivales.

Estados Unidos, rotundamente favorito para adjudicarse el oro, domina la clasificación por equipos con 172,296 puntos, por encima de Italia, China y Gran Bretaña, a la espera de la actuación de otras potencias como Brasil y en ausencia de las campeonas en Tokio 2020, las rusas, sancionadas y apartadas de los Juegos.

Con un ejercicio de barra soberbio, precedida por una ovación atronadora en el pabellón de Bercy, la estadounidense Simone Biles regresó este domingo al escenario olímpico. EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

La gimnasta de Houston, de 27 años, actual campeona del mundo, siguió con su exhibición en la rotación de suelo.

Aunque sacó un pie del tapiz en el triple-doble de su serie de apertura, presentó una nota de dificultad tan elevada, 6.800, que pudo recibir una calificación de 14,600 que la colocó como la mejor. Al público le pareció insuficiente, a juzgar por sus silbidos.

Durante el calentamiento de salto, Biles se vendó el tobillo y la pantorrilla izquierda. Ejecutó con una altura insólita el yurchenko con doble mortal carpado, el salto más difícil del código, apenas con un paso atrás en la recepción. Fue entonces cuando se percibió que regresaba al carril con una cojera notable, para hacer su segundo intento. La media de 15.300 fue, también en este aparato, la mejor de las vistas hasta el momento.

Por fortuna para ella y para su equipo, solo debía completar su ejercicio de asimétricas, sin desgaste para el tobillo salvo en la salida. Cumplió con un 14,333, en un aparato en el que apunta al oro la argelina Kayla Nemour, excepcional en sus movimientos entre las dos bandas (15,600).

En total, Biles sumó 59,566 puntos, por delante de dos de sus compañeras, Sunisa Lee, oro en Tokio, con 56,132 y Jordan Chiles con 56,065. En la última subdivisión saldrá la considerada máxima rival de las estadounidenses, la brasileña Rebeca Andrade, plata hace tres años.

Con un ejercicio de barra soberbio, precedida por una ovación atronadora en el pabellón de Bercy, la estadounidense Simone Biles regresó este domingo al escenario olímpico. EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

La final por equipos será el martes por la noche, un margen de tiempo valioso para el tobillo de Biles, que al completar la competición se olvidó de cualquier dolor y bailó con sus compañeras. Tenía mucho que celebrar.

Con información de EFE y AP

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