Con la película “El otro Tom”, los cineastas Rodrigo Plá y Laura Santullo ponen sobre la mesa un diálogo sobre los trastornos mentales infantiles, su tratamiento, la maternidad y la duda sobre lo que se debe hacer en estos casos.
“Acercarnos a la salud mental es una responsabilidad muy grande, deberíamos evitar conceptos totalizadores, a fin de cuentas, esta también depende de la época en la que vivimos, lo que ahora creemos que es salud a la mejor dentro de 20 años lo pensaremos distinto”, respondió Santullo en una entrevista con Efe durante el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia.
Encontrarse con una gran cantidad de niños diagnosticados con trastornos de conducta y que además eran medicados desde muy temprano, fue un elemento impactante del que Santullo y Plá comenzaron a investigar.
“El abordaje partió de que también somos papás y de pronto uno empieza a estar en contacto con un montón de realidades y asuntos que de otra manera nunca hubieras volteado a ver”, dijo la directora.
En la ficción, una madre lidia con las responsabilidades emocionales y de salud que conlleva el diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad que enfrenta su hijo Tom.
Las necesidades económicas, la falta de tiempo y la controversia en torno al uso o no de medicamentos en niños, hace que las acciones que ella toma, por bien de su hijo, sean catalogadas como negligencia por lo que enfrenta el riesgo de perder la custodia de su hijo en manos del Estado.
“Nos importaba hacerla en Estados Unidos porque nos parecía que era importante hacer la película en un lugar donde el Estado fuera fuerte y tuviera una presencia a tal grado que hubiera una preocupación cuando hay una acusación de negligencia, un poco lo contrario a lo que veníamos haciendo con nuestras películas en México, donde hablábamos un poco de la ausencia del Estado”, dice el también director de “Un monstruo de mil cabezas” (2015).
El contexto y el origen ambiguo de los personajes interpretados por Julia Chávez e Israel Rodríguez son parte de la complejidad explorada por Santullo y Plá, quienes buscan mostrar una condición de desarraigo al lugar que habitan.
UNA MATERNIDAD DIFERENTE
Otro de los aspectos importantes que buscan retratar en el filme son las diferentes formas de maternidad que existen, y quitar estigmas a las mujeres que enfrentan solas la responsabilidad de criar a un hijo.
“Sobre las madres hay una expectativa excesiva de la sociedad sobre lo que debe ser, una que no es amorosa, que no está siempre feliz y que no está siempre contenta de haber tenido a su hijo es una mala madre, entonces siento que sí había un poco también la idea de ir serruchando esta idea la película si tiene intención de jugar con otro tipo de maternidad”, asegura Santullo.
A lo largo de la historia, las dinámicas entre Elena, una madre ruda y grosera, y Tom, quien está intentando controlar y entender sus emociones y sensaciones, se van suavizando y entre los dos van limando las asperezas y formando lazos de empatía que traspasan la pantalla, según explica Santullo.
“Trabajamos mucho en el vínculo entre ellos dos en un trabajo previo, donde tuvieran un espacio de convivencia común. Hacíamos muchas improvisaciones de situaciones comunes como quién despertaba a quién, un poco para reforzar vínculos y también sobre situaciones complejas como pleitos”, asegura Plá.
El filme forma parte de la selección oficial del Festival de Cine de Morelia y compitió en la terna de Largometraje Mexicano de Ficción.