Querétaro, México.– A bordo de una camioneta, mientras sonaban José Feliciano, José José y Los Bukis inició el viaje de la escritora mexicana Alma Delia Murillo en la búsqueda de su padre, figura mítica que permaneció ausente por más de 30 años y a quien ahora pone rostro y voz.
«La cabeza de mi padre» es el libro en el que la autora decidió contar su travesía de 2016, cuando comenzó la búsqueda de su padre, alguien a quien solo ubicaba por una fotografía vieja sin cabeza, pues su madre la había cortado del único retrato donde él aparecía.
Es el libro más íntimo de Alma Delia, una historia que estuvo a punto de no publicar, pues una vez que la terminó libró una lucha interna sobre exponerla o no, comenta en entrevista con Efe desde Querétaro, estado del centro de México, en el marco del Hay Festival.
En el texto personal relata ese viaje por encontrar a su progenitor que emprendió por carretera desde el Estado de México hacia Michoacán, pero también es una historia sobre lo que viven las mujeres en México.
“Y fuimos en una camioneta muriéndonos de risa y de miedo al mismo tiempo, escuchando canciones de José Feliciano, de José José y el Buki, buscando a mi padre», recuerda.
«Pero también empezó un viaje interior de hacer mi relato, de cómo es ser mujer, crecer en el Estado de México, verte como yo me veo, con este color de piel, con este pelo negro y, además, con la eterna dolencia del miembro mutilado que era el padre”, añade.
Una vez que decidió contar la historia, «le salía por las orejas”, y la terminó en solo 72 días.
PADRE AUSENTE, HISTORIA COMPLETA
Murillo señala que al escribir este libro llegó a la orilla de “un mar de palabras» que cruzó de «lado a lado” para llegar a su padre, y le ha dejado esa sensación de estar completa.
“Ese padre que me faltaba hoy, aunque esté hecho de palabras, está presente, y siento eso, que estoy completa, que ahí está mi padre, que no soy huérfana más, eso es como una cosecha que trae la escritura”, confiesa.
Y aunque esta es la historia que comparte con millones de mexicanos, la autora asegura que no hay un mensaje en particular que quiera compartir con los lectores.
“Mucha gente me ha preguntado si yo les recomiendo que ellos salgan a buscar a su padre y yo digo: qué peligro, porque no estoy aquí para dar consejos, yo solo quería contar una historia», dice.
«La cabeza de mi padre” se vuelve también una historia de todas esas mujeres que “se han hecho cargo del desastre que los varones van dejando cuando abandonan”.
«Este es un país que está construido sobre la madre, este es un país al que hicieron las madres mexicanas y, a la vez, qué sintomático y qué evidencia tan clara de lo poco que se valora la vida de las mujeres, porque son también las madres las más violentadas”, afirma.
UN CONTEXTO DE VIOLENCIA MACHISTA
Además, su libro hace eco en un país en el que matan a 10 mujeres al día, de acuerdo con cifras oficiales, y las madres son las principales buscadoras de los más de 100.000 desaparecidos.
“Son las madres las que van a las fiscalías, las que salen a las calles a marchar. Es brutal eso, sin duda. Tienen la profunda consecuencia social del Estado en el que vivimos, un Estado de casi emergencia humanitaria. Por eso estamos tan enojadas», manifiesta.
Alma Delia se muestra aún más molesta cuando comenta que hay voces que acusan a las propias madres de ser responsables del machismo que impera en México.
“Lo dice Rita Segato y lo dice muy bien: la violencia de género es el origen de todas las violencias y empieza con un padre que abandona, aquí está México, 2022, la forma en cómo lo estamos viviendo, creyendo que el único camino sigue siendo la violencia, militarizando al país, es brutal», apunta.
Sin embargo, se muestra segura de que el trabajo colectivo del movimiento feminista logrará un cambio.
También expresa su esperanza en los nuevos formatos de maternidad y en la creciente libertad reproductiva reconocida a nivel lega.
«Creo que eso sí que va a mover muchas cosas. Creo que esto que nosotras podemos lograr solo se puede desde la colectividad, nosotras nos movemos en horizontal, en colectivo», concluye.