Los Ángeles, EE. UU. – El actor mexicano Rafael Amaya, quien adquirió fama internacional como el narcotraficante Aurelio Casillas en la serie televisiva “El Señor de los Cielos”, reconoció en declaraciones a la revista People en Español que la notoriedad le hizo dejarse llevar por las adicciones hasta sumergirse en “el fango oscuro del alcohol y las drogas».
El intérprete, quien había desaparecido de la escena pública, ha reaparecido en días recientes y se confirmó que estuvo internado en la clínica de rehabilitación del exboxeador Julio César Chávez en Culiacán, estado mexicano de Sinaloa.
«Perdí mi paz interior, el amor que le tenía a mi familia, a mi trabajo. Poco a poco me fui sumergiendo en el fango oscuro del alcohol y las drogas, viviendo todos los excesos posibles habidos y por haber», dijo a la revista.
Añadió que no quería ningún tipo de compromiso ni consigo mismo “ni con ninguna pareja, ni con trabajo ni con nada”.
«Las drogas son la muerte”, declaró Amaya, y añadió que se dejó llevar “por el alcohol, las banalidades”.
“Estaba cegado por el manto oscuro de la drogadicción. Soy un ser humano, no soy un robot”, expuso el actor, quien dijo que después de estar mucho tiempo solo, haciéndole “mucho daño” a sus seres queridos, decidió hace unos ocho meses buscar ayuda.
Recurrió a su amigo el cantante Roberto Tapia, quien junto con otras personas lo convenció de internarse en una clínica de rehabilitación.
Julio César Chávez confirmó a la misma revista que cuando Tapia se reunió con él y le pidió que admitiera a Amaya en su clínica de rehabilitación, el exboxeador no dudó en hacerlo.
“Rafa (Amaya) llegó como todos llegamos (a rehabilitación), diciendo que solo iba a estar unos días, que él le ponía (consumía) poquito”, recordó Chávez.
Afirmó que, aunque no quiso decírselo al actor, “sí llegó un poco psicótico, todavía creyéndose ‘El Señor de los Cielos’”.
“Pero pasaron los días y ahora meses y la evolución de Rafa ha sido increíble”, anotó.