Ciudad de México, México.- Más de 3.500 dichos mexicanos habitan las páginas del libro «Refranes de México», una basta recopilación realizada por el escritor de origen español Juan Palomar de Miguel con el que preserva la memoria y las costumbres de un país diverso.
«Se han metido muy dentro de mí los refranes, hablamos mucho con ellos y tengo una idea muy precisa de lo que son. Son la flor y nata del lenguaje, la gota de miel que endulza las palabras», dice este jueves en entrevista con Efe el escritor.
Palomar (Madrid, 1931) quedó impactado y reconoció la fuerza expresiva de los refranes cuando escuchó decir a su abuela uno de ellos en un momento crítico de su vida que dejó marcado para siempre.
«Tengo metido un refrán que es el que más me ha penetrado, eran los tiempos de la Guerra Civil española (1936-1939) y un tío mío tuvo que ir joven. En una de sus cartas dijo que iba entrando a Madrid y que pronto estaría tomando café con su hermana y su madre», recuerda el escritor.
«Pero la última carta ya no vino de él, era de uno de los jefes de su unidad avisando que estaba herido, y mi abuela, que estaba sintiendo lo que una madre cuando no puede ver a su hijo herido, dijo, ‘ojos que no ven, corazón que no siente’, ese es para mí el gran refrán», asegura Palomar.
La sabiduría que englobaba el mensaje que su abuela había enunciado en un momento tan difícil, dejó en el escritor las ganas de explorarlos de diferentes maneras, y aunque en su libro expone más de tres millares de refranes, no se dice un experto de ellos.
Palomar llegó al país en 1957 y más tarde se nacionalizó como mexicano.
Con una vida hecha en México, y con una pasión especial por los dichos populares, el escritor comenzó a buscar definir el origen de los refranes cuando se dio cuenta de que había muchos de estos que se creía eran mexicanos, pero en realidad provenían de otro país.
«Quise hacer un trabajo para distinguir el refranero de españoles y mexicanos, hice un acopio de muchos refranes de libros y los mandé a España con amigos míos para que los analizaran a partir de un criterio contrastativo», recuerda.
Para ello, el escritor de «ochenta y diez años (90 años)», como bromea, no paró de recorrer bibliotecas en España y México y los resultados fueron gratificantes.
Si bien algunos refranes no podían esconder su origen por las palabras que utilizaban como es el caso de «A ocote nuevo, tlachiquero viejo» (Para un asunto nuevo y delicado, hay que confiar en la experiencia), hay otros que por su universalidad de lenguaje e imaginario causaban ciertos conflictos a la hora de conocer la procedencia.
Para Palomar, uno de los refranes más bellos originarios de México es: «Todo son flores donde hay amores», que según describe el libro, afirma que cuando llega el amor al corazón del hombre, lo transforma en un jardín de coloridas flores.
Pero la investigación de Palomar fue más allá que lo que su libro presenta, pues debido a la pandemia, la editorial Trillas que lo publica se vio en la necesidad de cortar el contenido del ejemplar por cuestiones de presupuesto.
En esa parte que falta, el autor explicaba los refranes utilizados por los aztecas, y hacía una comparación con los refranes de diferentes países, pero espera que en un futuro esto pueda ser añadido a su edición.
Palomar de Miguel, es también el responsable de tomos como «Diccionario de México» (1991), libro que le valió la invitación a trabajar en la Academia Mexicana de la Lengua y obra que está buscando renovar, al igual que el «Gran diccionario de Madrid» (2018).
Finalmente el escritor reflexiona: «En México son muy agudos para los refranes, pero se están perdiendo, no se han recopilado y están esperando, como dice (Gustavo Adolfo) Bécquer, ‘el ingenio está dormido y está esperando una voz que le diga como a Lázaro, levántate y anda’, para que los ponga a disposición de todo mundo».