Este balance pasadas las 20.00 hora local (01.00 GMT del jueves) es de 3.674 muertes más que el martes y de 236.601 nuevos contagios. EFE/EPA/ETIENNE LAURENT/Archivo

Estados Unidos llegó a mitad de esta semana a los 21.272.775 casos confirmados y a los 360.741 fallecidos por COVID-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins. Esas cifras se registraron un día después de que el país alcanzara un récord de muertes diarias con 3.775 fallecidos registrados el martes. El país vive un grave rebrote de la pandemia, con muchos estados registrando récords de hospitalizaciones, y los expertos temen que la situación empeore por la llegada de la cepa británica del virus, más contagiosa. El estado de Nueva York sigue como el más golpeado del país por la pandemia con 38.912 muertos, seguido por Texas (29.118), California (27.658), Florida (22.317) y Nueva Jersey (19.523).

Pensilvania llegó a (16.915)

El balance provisional de fallecidos -360.741- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.

El presidente saliente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.

Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, (que tampoco ha sido muy atinado), calcula que cuando Trump abandone el poder el próximo 20 de enero habrán muerto 420.000 personas y para el 1 de abril 560.000.

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