Los derechos de las mujeres a abortar en Estados Unidos vivirán mañana martes 7 de noviembre una nueva cita clave, con varias elecciones estatales y referendos que podrían traer nuevas restricciones -o protecciones, en algunos casos- y que servirán para medir la temperatura del electorado de cara a las presidenciales del año que viene.
Estados como Virginia, Ohio, Pensilvania o Kentuky celebran diversos procesos electorales con el tema del aborto directamente en la papeleta o con elecciones de senadores o legisladores que podrían traer normas más restrictivas, si gana el Partido Republicano, o proteger el derecho de las mujeres a nivel estatal, si gana el Demócrata.
Desde que en junio de 2022 el Tribunal Supremo tumbó la histórica sentencia Roe vs Wade, que había protegido a nivel federal el derecho de las mujeres a abortar, casi la mitad de los estados del país han implementado normas que restringen o prohíben en su totalidad el aborto.
Según el Instituto Guttmacher, veintiún estados prohíben el aborto después de las 18 semanas de gestación, y algunos lo restringen antes, una situación que ha llevado a miles de mujeres a tener que viajar a otros estados para poder abortar y que afecta especialmente a las mujeres de bajos ingresos, a inmigrantes y afroamericanas.
Esta situación no refleja la opinión principal de los estadounidenses, según los resultados de algunos procesos electorales celebrados tras la decisión del supremo en estados como Montana o California o en encuestas como la de Gallup publicada en mayo, cuyos resultados sentencian que solo el 13 % de los estadounidenses cree que el aborto debería ser ilegal.
El 51 % cree que debería ser legal bajo ciertas circunstancias y el 34 % bajo cualquier circunstancia.
«Las encuestas nos dicen que la mayoría de las personas están a favor del aborto seguro y ilegal (…) pero los políticos insisten en querer arrebatarnos esa autonomía corporal, ese derecho al aborto, yendo en contra de sus votantes», cuenta a Efe Alejandra Soto, portavoz de la organización Planned Parenthood Action Fund.
Una de las elecciones clave de este martes es la de Ohio, donde los votantes acuden a las urnas para opinar sobre si quieren que se establezca un derecho constitucional al aborto.
En un referendo, los electores decidirán si se aprueba la conocida como «Issue 1» (Asunto 1), que pide enmendar la constitución estatal para consagrar el derecho al aborto.
Según el texto de la papeleta, la medida establecería en la constitución estatal «un derecho individual al propio tratamiento médico reproductivo».
Con ello cualquier persona o entidad que ayudara a un paciente a recibir tratamiento médico reproductivo estaría protegida y el estado no podría «cargar, penalizar o prohibir directa o indirectamente el aborto».
Otro de los estados a observar de cerca es Virginia, donde está en juego el control de ambas cámaras de la legislatura estatal. Actualmente, los republicanos tienen una estrecha mayoría en la Cámara Baja estatal y los demócratas lideran el Senado estatal.
Si los republicanos logran hacerse con el control de la Cámara Baja, tendrían el control total del Congreso y se despejaría el camino para que el gobernador Glenn Youngkin implemente una prohibición del aborto después de las 15 semanas, como ya lo ha advertido.
En opinión de Soto, el caso de Virginia, frontera con el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital, Washington DC, es además paradigmático.
«Virginia es el único Estado del sur donde actualmente no hay una prohibición y si esto cambia no solamente se estará atacando a los derechos de la gente en Virginia sino a los de todas las personas que viajan a este estado a abortar», explica.
Los resultados de Kentuky también serán observados de cerca. Es uno de los estados más restrictivos gracias a la lucha frontal del radical fiscal republicano Daniel Cameron, quien ahora opta a la gubernatura.
El aborto está casi completamente prohibido en virtud de una ley de 2019, la Ley de Protección de la Vida Humana, que prohíbe el aborto en todas las situaciones, excepto cuando un médico considere que la vida para la madre está en peligro.
El gobernador demócrata Andy Beshear busca un segundo mandato en un estado predominantemente republicano y a lo largo de su campaña ha abrazado al aborto como uno de sus principales mensajes de campaña, por lo que los resultados serán clave para analizar si poner al aborto en el centro les sirve a los demócratas para ganar votos.
Aunque no directamente, el aborto también está en juego en Pensilvania. Este martes se elige un escaño en la Corte Suprema estatal. El candidato demócrata Daniel McCaffery ha prometido proteger «los derechos reproductivos de las mujeres», mientras que la republicana Carolyn Carluccio ha prometido defender «toda la vida bajo la ley».
No cambiará la mayoría en la Corte pero, de nuevo, servirá para ver el color predominante en uno de los estados bisagra o morados, cuyos resultados son fundamentales para determinar la presidencia.