Partes del lado norte de Montgomery, en Alabama, están definidas por lo que han perdido: restaurantes, tiendas de comestibles y una conveniente farmacia, la cual cerró hace cinco años.
Las personas que aún viven en el barrio históricamente negro de Newtown, como Sharon Harris, están frustradas. Ella va a otra ubicación de la misma cadena de farmacias que está a 6 kilómetros (4 millas) de su casa.
“A veces tienes que volver a ir”, dijo, “y luego esperan mucho tiempo para surtir la receta”.
En ciudades de todo Estados Unidos, las cadenas de farmacias han cerrado cientos de locales en los últimos años, y las farmacias independientes no siempre pueden permitirse mantenerse abiertas. Esto puede dejar a los residentes no blancos sin acceso fácil a un negocio que no sólo proporciona recetas, sino también servicios fundamentales de salud pública, como vacunas, medicamentos de venta sin receta e incluso alimentos.
Los cierres crean “una situación donde no sólo falta inversión en términos de desarrollo y expansión de farmacias, sino que tampoco hay incentivo para permanecer en esos barrios”, dijo Dima Qato, profesora de farmacia clínica en la Universidad del Sur de California que ha estudiado el acceso a farmacias.
Y un análisis de The Associated Press de datos de licencias de 44 estados, datos del Consejo Nacional para Programas de Medicamentos de Receta y la Encuesta de la Comunidad Estadounidense muestran que los residentes de barrios mayoritariamente negros e hispanos tienen menos farmacias per cápita que las personas que viven en barrios predominantemente blancos.
MAC Pharmacy es la única que brinda servicio a unas 20.000 personas en un código postal con habitantes mayoritariamente de raza negra en Cleveland. George Tadross, copropietario y gerente de la farmacia, dijo que está decidido a hacer las cosas lo más fácil posible para sus clientes, en su mayoría de edad avanzada, lo que a veces implica organizar sus medicamentos por día para ellos.
“Tienes que tener un farmacéutico con quien hablar”, dijo. “Mi filosofía en el negocio de la farmacia es que conoces a tu médico, él sabe todo sobre ti. También necesitas conocer a tu farmacéutico porque el farmacéutico es el único que ve todo el plan de tratamiento médico que tienes”.
Los farmacéuticos juegan un papel en el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes y problemas relacionados con el corazón, los cuales se diagnostican con mayor frecuencia en personas hispanas y de raza negra.
Y cuando los farmacéuticos o técnicos de farmacia se asemejan a la base de clientes, hablando el mismo idioma o entendiendo la comunidad, puede ser más fácil construir una relación sólida y de confianza, dijo Jasmine Gonzalvo, quien enseña en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Purdue y ha investigado las necesidades de los pacientes de habla hispana en farmacias.
Señaló que si las personas no se sienten cómodas haciendo preguntas sobre la medicación, entonces podría significar que no la toman o no la toman correctamente.
“No resurtes tus medicinas”, dijo Gonzalvo, “simplemente porque había barreras en tu comunicación y en sentirte seguro en esa relación con tu farmacéutico”.
Es por eso que Bert’s Pharmacy en Elizabeth, Nueva Jersey, tiene “personal que habla español e inglés todo el tiempo”, dijo el propietario y farmacéutico Prakash Patel. Su negocio está ubicado en un código postal donde casi el 70% de los residentes son hispanos.
“Queremos asegurarnos también de que entendieron todo”, manifestó Patel. “Tenemos etiquetas en español para ellos, imprimimos todas las instrucciones en español para ellos”.
En Montgomery, donde vive Harris, la ciudad está trabajando en un plan de desarrollo para el lado norte. Un análisis en el plan muestra que una pequeña farmacia podría generar 1,5 millones de dólares en ventas al año.
“Hay una oportunidad ahí porque tienes lo que yo llamo un mercado cautivo”, comentó Bob Gibbs, director del Grupo de Planificación Gibbs, que realizó el análisis. “Las personas que viven en muchos de estos barrios tienen acceso limitado al transporte… y son muy leales a los negocios locales que los tratan con respeto.
“Se desviarán de su camino sólo para ir allí. Y simplemente no les gusta tener que conducir… dos millas (3 kilómetros) para ir a una farmacia. Eso es injusto”.
Harris, sin embargo, no tiene muchas esperanzas de que se abra una nueva farmacia.
“No lo veo”, dijo. “Mientras tengan (ese CVS) piensan que está bien… Todos están esperando que hagan algo de este lado”.