FILADELFIA – Las vacunas recientemente desarrolladas por distintos laboratorios de todo el mundo constituyen la mejor herramienta para luchar contra la pandemia por COVID-19. No obstante, laboratorios y universidades siguen en la carrera para desarrollar medicamentos eficaces para tratar la enfermedad, entre ellos los llamados antivirales.
Los antivirales son medicamentos usados para el tratamiento de infecciones producidas por virus. Son distintos a los antibióticos, los cuales combaten las infecciones bacterianas.
Usualmente se dirigen a una parte específica del ciclo de replicación del virus, para evitar que se reproduzca, sin matar a la célula humana que lo alberga. Los virus son muy adaptables. Debido a que se reproducen muy rápido, tienen muchas oportunidades de mutar (cambiar su información génetica), lo que les brinda la posibilidad de que en pocas generaciones desarrollen resistencia a los medicamentos o vacunas que se desarrollan contra ellos.
El caso Remdesivir
En octubre de 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, en inglés) aprobó para su uso de emergencia el antiviral Remdesivir (Veklury) para tratar la enfermedad de COVID-19 en adultos y niños mayores de 12 años. Este es un medicamento desarrollado por la empresa de biotecnología Gilead Sciences, considerado uno de los primeros fármacos que se diseñaron originalmente en respuesta a la amenaza de enfermedades emergentes causadas por virus de ARN, como el coronavirus SARS-COV-2.
Los ensayos clínicos sugirieron que Remdesivir podía acelerar el tiempo de recuperación de los pacientes. No obstante, un artículo publicado este año por la revista Forbes, dice que, si bien estudios recientes demuestran que sí bloquea la actividad del coronavirus, los ensayos clínicos reportaron que este medicamento no es suficientemente eficaz para tratar a los enfermos por COVID-19. De acuerdo con un estudio realizado a gran escala por el consorcio de ensayos Solidarity de la Organización Mundial de la Salud, se reportó que Remdesivir tuvo poco o ningún efecto en los pacientes hospitalizados por COVID-19, por lo que la OMS no recomendó su uso.
La promesa de Molnupiravir
Recientemente, se anunció que la empresa Merck & Co, está desarrollando un nuevo medicamento para combatir el COVID-19, el antiviral Molnupiravir, el cual se diseñó originalmente para combatir la influenza, donde inhibe la replicación del ARN y evita que el virus se pueda reproducir.
De acuerdo con los resultados de un estudio publicado el 3 de diciembre del 2020, en la revista Nature Microbiology, por investigadores de la Universidad de Georgia en Atlanta, se identificó que el fármaco Molnupiravir es una contramedida prometedora para romper las cadenas de transmisión comunitaria del coronavirus SARS-CoV-2. “De comenzar el tratamiento a tiempo, los contagiados podrían obtener grandes beneficios para ellos y el resto de la sociedad debido a que el medicamento podría prevenir que los pacientes se agraven y evitar los brotes comunitarios”, mencionaron los autores.
Molnupiravir, promete interrumpir los contagios por COVID-19 en 24 horas.
Previo a ser aprobado para su uso, la farmacéutica Merck & Co, se encuentra realizando distintos tipos de ensayos clínicos para ver cómo evoluciona la enfermedad en distintas dosis de Molnupiravir, los efectos secundarios, si hay menos hospitalizaciones, si los hospitalizados se recuperan antes, si se reduce la carga viral y en qué casos. En definitiva, todavía hay mucho trabajo por delante.
Otros antivirales Fármacos como hidroxicloroquina, interferón beta-1a, lopinavir/ritonavir, ribavirina, favipiravir, ivermectin, han sido evaluados sin mucho éxito. No obstante, un reciente estudio publicó que la tapsigargina, ha resultado un prometedor inhibidor de los principales virus respiratorios humanos (coronavirus, respiratorio sincitial e influenza A), pero aún se encuentra en la etapa preclínica