(Foto: Ilustrativs/Pexels)

Lo último que recuerda Ruby, es que de repente todo se volvió negro. Cuando despertó, su hija de seis años echaba agua en su cara “para que despertase”. Logró avisar al Servicio de Emergencias. En el hospital le dijeron que su corazón había dejado de latir por unos instantes y que era necesario instalarle un marcapasos.

Con sobrepeso y en la premenopausia, además de otros factores de riesgo, era candidata ideal para que su corazón le diese un nuevo susto. Se propuso cambiar, seguir un estilo de vida más saludable, alimentarse de forma sana, perder peso, hacer ejercicio de una forma continua y progresiva y evitar acumular estrés.

Ella tuvo suerte, pero es mejor prevenir y educarse para evitar pasar por un episodio como el que sufrió Ruby. Este es el objetivo principal al celebrar febrero como “Mes de la Salud Cardíaca”.

La sensibilización y la eliminación de conceptos erróneos en torno a la salud cardiovascular logra que todos mejoremos nuestra calidad de vida.

Una de esas ideas equivocadas es la de que hombres y mujeres manifestamos los mismos síntomas ante un ataque cardíaco.

Otro, el que además de los factores clásicos que afectan a mujeres y hombres (diabetes, niveles bajos de colesterol HDL, presión arterial alta, tabaquismo…), hay factores de riesgo añadido en el caso de las mujeres (anemia, diabetes gestacional, preeclampsia, eclampsia, dar a luz bebés prematuros, métodos anticonceptivos hormonales, menopausia precoz, endometriosis, enfermedades autoinmunitarias e inflamatorias, falta de actividad física, estrés, ansiedad, depresión, síndrome metabólico, sobrepeso y obesidad entre otras).

Además, por si fueran pocos los anteriores, los cambios hormonales de las mujeres en los diferentes momentos de nuestra vida y el tamaño usualmente más pequeño de nuestro corazón y arterias son factores en contra, en caso de que las enfermedades cardíacas se presenten.

Milagros se sentía “sin vida”, no descansaba, tenía dolores en el cuello, en el estómago, sentía náuseas y vómitos. A veces, su corazón brincaba como un caballo desbocado. Lo achacaba a estar viviendo una temporada muy estresante por su divorcio y a que iniciaba una vida junto a su hija en un nuevo lugar.

Escuchó incrédula el diagnóstico de su doctora. “Esto es muy serio, hay que instalarte un marcapasos, ya”.

Las pruebas y los procedimientos para diagnosticar la cardiopatía coronaria son similares en mujeres y hombres. Sin embargo, para las mujeres los síntomas pueden ser diferentes y el diagnóstico o el tratamiento pueden sufrir retrasos.

Hoy en día, las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en las mujeres, superando a todas las formas de cáncer combinadas, según los responsables del programa de salud cardíaca H.E.R. Heart, quienes apuntan que más de 60 millones de mujeres en Estados Unidos viven actualmente con algún tipo de enfermedad cardíaca. Uno de cada tres fallecimientos de mujeres tiene su causa en un problema relacionado con la salud cardiovascular.

En general, el 90% de las mujeres tiene al menos un factor de riesgo cardíaco y un 56% reconoce las enfermedades cardíacas como la mayor amenaza para su salud.

Si se siente dolor o presión en el pecho, mareo, palpitaciones o ritmo cardíaco irregular y estamos realizando una actividad física fuerte (por ejemplo, quitar nieve), interrumpamos la actividad que estemos realizando de inmediato. Llamemos al 9-1-1 si los síntomas no desaparecen poco después de dejar esa actividad.

Si observamos que alguien se siente mal mientras realiza un ejercicio físico violento, pidamos ayuda y comencemos las maniobras de RCP usando solo las manos si la persona no tiene pulso.

Más vale prevenir y, para ello, nada como vivir de forma saludable y mantenernos activos. Todos estamos a tiempo de mejorar nuestra salud: queramos a nuestro corazón.

Para aprender más sobre nuestra salud cardiovascular y estilos de vida saludables visitar www.heart.org

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