Norristown, PA – Al igual que en muchos países del mundo, en China se practica la gastronomía exótica. En este país se prepara una singular sopa a base de murciélago, cuya popularidad radica en sus propiedades medicinales, pues según los que la han probado, les ayuda a aliviar ciertas dolencias y problemas de visión. Esta sopa es un platillo típico de países como Filipinas, Camboya y Tailandia. Una de las especies empleadas en este guiso es el murciélago grande de herradura chino (Rhinolophus ferrumequinum), considerado como el principal sospechoso de trasmitir el coronavirus SARS-CoV-2, causante de una de las peores pandemias de la historia.
En enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud comunicó que el material genético del coronavirus tenía componentes de origen animal, sin asegurar que fuera el murciélago, o el pangolín (Manis javanica), el cual también se comercia extensamente y se emplea en la cocina asiática. Mucho se especuló acerca del verdadero origen del virus, sin embargo, lo cierto es que, este patógeno “brincó” de una especie animal al ser humano provocando una enfermedad contagiosa, fenómeno conocido como zoonosis. Situación que ha puesto en jaque a los sistemas de salud a nivel mundial. Actualmente, se ha calculado que el 70% de las enfermedades humanas se adquieren de microorganismos patógenos que se transmiten a través de los animales.
La zoonosis ocurre de manera natural cuando el hombre interactúa con especies animales; sin embargo, puede ser más frecuente debido a dos factores principales. Uno, al constante contacto de los humanos con animales de corral, cría de cerdos o ganado, acinados en grandes poblaciones en sus lugares de crianza; y al tráfico de especies exóticas, es decir, de animales que rara vez están en contacto con el hombre. Y dos, a la pérdida de la biodiversidad de plantas y animales, la cual se agrava a causa de la destrucción de los hábitats, la contaminación y el cambio climático. Ambos factores debilitan los ecosistemas naturales y facilitan el surgimiento y la propagación de patógenos, aumentando así el riesgo de contacto y transmisión al ser humano. Entonces, ¿fue en verdad la sopa de murciélago? La pregunta aun está en el aire.
Hoy más que nunca el cuidado y conservación del medioambiente y la biodiversidad ha tomado un carácter verdaderamente serio para la humanidad, ya que, desde el pasado mes de marzo nos dimos cuenta de los efectos que un virus desconocido puede provocar en la salud humana y en la economía mundial, seguramente provocado por el maltrato del hombre a la naturaleza. En este contexto, el 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, donde las Naciones Unidas hicieron énfasis para fomentar la acción ambiental, la cual este año tuvo como objetivo principal la conservación de la biodiversidad.