Mangione
El sospechoso, Luigi Mangione es conducido al juzgado del condado de Blair el martes 10 de diciembre de 2024, en Hollidaysburg, Pensilvania. (Foto: AP/Benjamin B. Braun)

En un contexto donde la atención médica es un tema candente en la sociedad estadounidense, las críticas al sistema de salud del país se han intensificado. Un reciente análisis ha puesto de relieve las principales frustraciones que enfrentan los ciudadanos, así como el impacto de eventos trágicos en la percepción pública de las aseguradoras de salud. En particular, el asesinato del director ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson, el pasado 4 de diciembre en Nueva York, ha desatado una ola de ira encapsulada y reflexión.

Uno de los puntos más destacados en las críticas es la complejidad y fragmentación del sistema de salud. A menudo descrito como un mosaico de enfoques dispares para cubrir los costos de atención médica, el sistema se caracteriza por ser ineficiente y confuso. Los costos administrativos son en gran medida más altos en comparación con otros países desarrollados, urgiendo un cambio del modelo actual. Además, la calidad de la atención y las disparidades en el acceso a servicios médicos son preocupaciones constantes que afectan a millones de estadounidenses.

NECESIDAD DE REFORMAS

El descontento, que se venía arrastrando desde hacía años, se ha visto exacerbado con el asesinato de Thompson. El presunto autor del crimen, Luigi Mangione, detenido el 9 de diciembre en Pensilvania y en espera de su inminente extradición a Nueva York, donde fue acusado formalmente por asesinato, como acto de terrorismo en el crimen a sangre fría contra el directivo de una de las mayores aseguradoras de salud de EE. UU.

Se sospecha que su abogada, Friedman Agnifilo, podría argumentar que su cliente tenía una “enfermedad mental” para evitar una posible sentencia de cadena perpetua.

Según la ley de Nueva York, tal cargo puede presentarse cuando se alega que un crimen “tiene como propósito intimidar o coaccionar a una población civil, influir en las políticas de una unidad de gobierno mediante intimidación o coacción, y afectar la conducta de una unidad de gobierno mediante asesinato o secuestro”.

“Negar”, “defender”, “deponer”. Estas tres palabras, grabadas en los casquillos encontrados en la escena del asesinato, evocan el título de un libro crítico con el sector de los seguros publicado en 2010: “Delay Deny Defend: Why Insurance Companies Don’t Pay Claims and What You Can Do About It” (Retrasar, negar, defender: por qué las compañías de seguros no pagan las reclamaciones y qué puedes hacer al respecto). Su autor, Jay Feinman, profesor emérito de la Facultad de Derecho de la Universidad de Rutgers, dijo “lo siento, sin comentarios” en un correo electrónico dirigido a Reuters cuando la agencia de noticias lo contactó.

El trágico evento ha puesto al sector de los seguros médicos en el punto de mira. La reacción de la sociedad ha sido clara: la mayoría de los estadounidenses sienten que las aseguradoras priorizan las ganancias sobre el bienestar de los pacientes. Este sentimiento de frustración ha elevado la voz para que se aborden la eficiencia y la equidad en el acceso a la atención médica.

Según un estudio realizado en 2024, solo el 31 % de los estadounidenses tiene una opinión favorable de la industria de los seguros de salud. Este porcentaje alarmantemente bajo indica que la confianza en las aseguradoras ha disminuido de manera drástica, lo que podría tener implicaciones significativas para el futuro del sector. La insatisfacción generalizada podría impulsar a los legisladores a considerar reformas más profundas que busquen mejorar la calidad de la atención y reducir los costos para los ciudadanos.

La reciente tragedia, que muchos reprueban, aunque simpatizan con el “vigilante”, ha sacudido al sector de los seguros y puesto de manifiesto la necesidad urgente de un cambio, mientras que tiene preocupados por su integridad a sus lideres multimillonarios; y también mete presión sobre los responsables de la política de salud para implementar reformas efectivas obtendrían.

Quienes resuelvan el problema enlazado entre salud y economía de millones de estadounidenses no solo obtendría un consenso en las urnas, sino que pasaría a la historia.

LA CRISIS DE LAS DEUDAS MÉDICAS

En los últimos años las deudas médicas se han convertido en un problema creciente que afecta a millones y genera una crisis financiera que trasciende grupos de edad y niveles educativos. Este fenómeno impacta la estabilidad económica de las familias y tiene repercusiones en la salud pública, ya que muchas personas evitan buscar atención médica por miedo a los costos.

Las principales causas de las deudas médicas en EE. UU. son diversas y complejas. Según un estudio de American Journal of Medicine, el 48 % de las personas que experimentaron bancarrota médica mencionó las facturas hospitalarias como su mayor gasto. Además, el 18.6 % citó los medicamentos recetados y el 15.1 % las facturas de médicos como sus principales fuentes de deuda. Estos altos costos se ven exacerbados por la falta de un sistema de salud universal y la dependencia de seguros médicos que a menudo no cubren la totalidad de los gastos.

La situación se agrava aún más por el hecho de que muchos estadounidenses enfrentan gastos médicos inesperados, como hospitalizaciones, que pueden llevar a decisiones financieras difíciles. De acuerdo con una encuesta de la Kaiser Family Foundation y el New York Times, más de 1 de cada 4 estadounidenses ha tenido problemas para pagar una cuenta médica recientemente, lo que refleja la magnitud de esta crisis.

El mismo estudio reveló que el 62.1 % de las personas que se declararon en quiebra mencionaron las facturas médicas o la pérdida de ingresos debido a una enfermedad como la razón principal de su situación financiera. Además, el 21 % de los adultos entre 18 y 64 años no se ha sometido a un examen médico ni a un tratamiento recomendado por un médico debido al costo. Esta tendencia pone de manifiesto cómo las preocupaciones financieras pueden llevar a las personas a descuidar su salud, lo cual crea un ciclo vicioso de problemas médicos y deudas.

COMPARACIÓN DE COSTOS DE ATENCIÓN MÉDICA

Cuando se comparan los costos de atención médica en EE. UU. con otros países, la diferencia es abismal. En promedio, la estadía en un hospital en EE. UU. cuesta $5,220 por día, en comparación con $765 en Australia. En total, EE. UU. gasta unos $3.5 billones al año en atención médica, lo que representa un gasto per cápita significativamente más alto que en naciones con sistemas de salud más accesibles y eficientes.

La crisis de las deudas médicas en EE. UU. es un problema multidisciplinario que requiere acciones tempestivas, y la implementación de políticas que la aborden de fondo no solo aliviarían la carga financiera de millones de personas si no que mejoraría su salud, un derecho humano desatendido en el país más poderoso del mundo.

El alto costo de atención médica no solo afecta a los individuos, también repercute en la economía en general, ya que los gastos médicos representan una carga considerable para los sectores público y privado. La falta de un sistema de salud universal y la creciente dependencia de seguros médicos han llevado a que muchos estadounidenses enfrenten deudas que llegan a ser devastadoras. Es hora de intervenir en la generación del bienestar de la población en sus necesidades más básicas, es de interés y de sentido común.

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