Hasta hace unas décadas, los antibióticos se consideraban medicamentos maravillosos por curar enfermedades infecciosas mortales. Sin embargo, irónicamente, muchos de ellos se han vuelto menos efectivos. ¿Por qué?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) los antibióticos son medicamentos que combaten las infecciones producidas exclusivamente por bacterias, ya sea en personas o en animales. Destruyen la estructura básica de estos microorganismos, matándolos o dificultando su crecimiento y multiplicación. Estos medicamentos no deben confundirse con los antivirales, antimicóticos y antiparasitarios. Algunos antibióticos son eficaces solo contra unos cuantos tipos de bacterias, conocidos como “de bajo espectro”, pero existen aquellos que tienen eficacia contra varias especies bacterianas, conocidos como “de amplio espectro”. Sin embargo, éstos últimos, generalmente provocan más efectos secundarios (diarrea, náuseas, vómito, malestar estomacal y erupciones en la piel), son considerablemente más caros, y también eliminan bacterias benéficas para el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo.
Normalmente, durante una infección, el sistema inmune ataca a las bacterias patógenas a través de los anticuerpos, incluso antes de tener alguna molestia; sin embargo, cuando la infección avanza y se presentan síntomas característicos como dolor, fiebre, escalofríos, diarrea, entre otros, es necesario administrar un fármaco para eliminar a la bacteria en cuestión. Así, el médico, tras una exploración y diagnóstico, receta un antibiótico específico en dosis y frecuencia determinada. Desafortunadamente, estas instrucciones no siempre son respetadas por el paciente, lo que podría provocar que el malestar empeore.
BACTERIAS, ¿CÓMO ADQUIEREN RESISTENCIA?
¡Cierto!, uno de los principales factores que favorecen el surgimiento de bacterias resistentes a los antibióticos es cuando el paciente no termina en tiempo y forma el tratamiento prescrito por el médico, ya que usualmente las personas al sentirse mejor al segundo o tercer día suspenden su terapia sin completar el tiempo indicado, lo cual origina que las bacterias sobrevivientes se “adapten” a la presencia del antibiótico.
La resistencia ocurre cuando las bacterias mutan, se transforman y desarrollan la capacidad de sobrevivir o dividirse en presencia de los mismos antibióticos que fueron creados para eliminarlas, cualidad que heredan de una generación a otra. Lo anterior podría ser considerado un acto natural de la evolución; sin embargo, la intervención del hombre ha favorecido que se haya convertido en un verdadero problema de salud pública y ambiental, como ocurre con las infecciones nosocomiales, y el uso de antibióticos con fines agrícolas, avícolas y ganaderos.
El mal y excesivo uso de antibióticos está provocando el aumento de las llamadas “superbacterias” que, por ser resistentes al fármaco, causan infecciones difíciles de tratar.
INFECCIONES EN HOSPITALES
Las infecciones nosocomiales u hospitalarias son aquellas que se adquieren en el hospital u otro servicio de salud, y están entre las principales causas de defunción en pacientes hospitalizados. Este tipo de infecciones ocurren en todo el mundo y afectan principalmente a países subdesarrollados carentes de recursos para implementar sistemas efectivos de limpieza y desinfección. Para combatirlas es necesario administrar a los pacientes una amplia gama de medicamentos antimicrobianos.
El uso intensivo de antibióticos favorece el surgimiento de bacterias resistentes y multi resistentes, las cuales pueden originar enfermedades graves en la comunidad. La infección adquirida no solo representa un daño para la salud del paciente, visitante o trabajador del hospital, sino un costo económico importante para el establecimiento y el infectado.
Las infecciones nosocomiales más prevalentes son de tipo urinario, respiratorio y de intervención quirúrgica. La neumonía es la más prevalente, frecuentemente asociada a ventiladores mecánicos.
ANTIBIÓTICOS EN GRANJAS
Otra forma de propagación de bacterias resistentes a antibióticos es a través de las industrias agropecuaria, piscicultora y alimentaria, ya que se usan estos medicamentos sistemáticamente para estimular el crecimiento y prevenir enfermedades en animales sanos, donde incluso la OMS ha declarado que, en algunos países, aproximadamente el 80% del consumo total de antibióticos de importancia médica se da en el sector animal.
Los animales, al igual que las personas, portan bacterias en los intestinos, las cuales pueden ser resistentes a los antibióticos. El problema es que cuando los animales son sacrificados y procesados para elaborar alimentos, las bacterias pueden contaminar la carne u otros productos derivados de los animales. Asimismo, frutas y verduras pueden estar contaminados con estas bacterias presentes en excrementos, tierra, agua o fertilizantes.
A pesar de que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron que el suministro de alimentos en los EE. UU. está entre los más seguros del mundo, las personas aún pueden enfermarse por bacterias resistentes a los antibióticos transmitidas por estos.
¿QUÉ HACER, CÓMO PREVENIR?
Ante esta problemática, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha declarado que “la falta de antibióticos eficaces es una amenaza para resguardar la seguridad tan grave como la que representa un brote de enfermedad repentino y letal. La adopción de medidas contundentes y sostenidas en todos los sectores es esencial para hacer retroceder la resistencia a los antimicrobianos y mantener el mundo a salvo”.
De nada servirá que se desarrollen nuevos antibióticos más poderosos si no se modifican los comportamientos actuales. Mejorar el uso de los antibióticos, incluyendo reducir el uso innecesario, puede ayudar a detener la propagación de la resistencia.
Los antibióticos se han vuelto menos efectivos, porque han funcionado tan bien, que se ha abusado de su uso.
Gonorrea
La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual, provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. En la década de 1960, la penicilina y la ampicilina podían controlar la mayoría de los casos de la gonorrea. Hoy en día, más del 24 por ciento de las bacterias gonorreicas en los Estados Unidos son resistentes a al menos un antibiótico, y el 98 por ciento de estas bacterias en el sudeste asiático son resistentes a la penicilina, según la OMS.