Washington, EE.UU.- Una terapia con una proteína creada en laboratorio ha revolucionado el tratamiento de cánceres de la sangre, pero los latinos y los afroamericanos han estado casi ausentes en las pruebas clínicas que llevaron a su aprobación, según un estudio publicado este jueves.
«La representación en las pruebas clínicas para el cáncer es vital a fin de asegurar que los tratamientos sean seguros y efectivos para todos», indicó Mendel Goldfinger, uno de los autores del estudio y oncólogo en el Sistema Montevfiore de Salud.
El tratamiento, conocido como CART-T, usa una proteína hecha en laboratorio, llamada receptor de antígeno de virus quimérico, que se añade a las células T, o células blancas, propias del paciente.
La proteína ayuda a que las células T ataquen a las células del cáncer y «entrena» al sistema de inmunidad para combatir tipos de cáncer como ciertas leucemias, linfomas, y múltiples mielomas.
«Sólo podemos empezar a decir que un tratamiento para el cáncer trae realmente una transformación cuando esas terapias benefician a todas las personas que recurren a nuestro cuidado», señaló Goldfinger.
A menudo las personas que se identifican como afroamericanas e hispanas presentan una biología de tumor, del sistema de inmunidad y efectos secundarios que difieren de los que experimentan los blancos no hispanos.
En el caso del proceso de la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA) para la aprobación de la terapia CAR-T muy pocas personas de minorías participaron en las pruebas del tratamiento, según el análisis.
El estudio se publicó en la revista Blood Marrow Transplantation, y es resultado de un encargo del Instituto Nacional del Cáncer para analizar los resultados de esa terapia con pacientes de raza negra y latinos, comparados con los blancos y asiáticos.
El estudio evaluó los resultados de 56 pacientes tratados en Montefiore entre 2015 y 2021, de los cuales 17 eran latinos, 9 eran afroamericanos, 15 eran blancos y cinco eran asiáticos.
El 58 % de los pacientes latinos y negros alcanzó una respuesta completa después del tratamiento y el 19 % tuvo una respuesta parcial. En el caso de los blancos y los asiáticos el 70 % llegó a una respuesta completa y el 20 % tuvo una respuesta parcial.
Los resultados fueron similares con respecto a los efectos secundarios más serios ya que aproximadamente el 95 % de los participantes en cada grupo tuvo el síndrome de liberación moderada de citoquina.
Esto es un efecto secundario común tras la inmunoterapia y por el cual las personas experimentan fiebre y otros síntomas parecidos a la gripe.
«Nuestras conclusiones demuestran que hemos podido tratar eficazmente a personas de grupos históricamente marginados usando CAR-T», apuntó Amit Verma, otro de los autores.
«Tenemos la esperanza de que más personas de una gama diversa de antecedentes étnicos y raciales serán incluidas en las pruebas clínicas».