Los virus y el sistema inmune

DE QUE DEPENDE QUE SE COMPLIQUE UNA INFECCIÓN

Norristown Pa – La gran mayoría de los microorganismos como bacterias, hongos, protozoarios y muchos virus, no son patógenos. Además, el ser humano cuenta con el sistema inmune, el cual nos protege de cualquier agente infeccioso. El sistema inmune se compone de una red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para eliminar y proteger al ser humano de aquellos cuerpos extraños que puedan entrar al cuerpo (toxinas, sustancias químicas, bacterias, virus, etc.), también llamados antígenos.

Cuando existe la infección o la amenaza, se activa una respuesta inmune, en la cual se eleva la producción de glóbulos blancos (leucocitos), acompañado de un proceso de inflamación.  Los leucocitos tienen la función de eliminar al agente infeccioso o antígeno.

Existen dos tipos: los fagocitos, responsables de matar a los microorganismos invasores, y los linfocitos, quienes reconocen y recuerdan a los invasores anteriores. Los linfocitos B son los encargados de producir anticuerpos específicos ante un antígeno específico. Los anticuerpos producidos quedarán en el cuerpo humano permanentemente para prevenirlo de una infección provocada por el mismo microorganismo. Es decir, en teoría, si una persona se contagia de viruela, su cuerpo producirá anticuerpos contra la viruela. Si la persona sobrevive, quedará inmune ante la viruela y no será contagiada nuevamente; es decir, habrá creado inmunidad. 

Los virus necesitan de un hospedero (animal, vegetal u otro microorganismo) para replicarse o reproducirse. Pueden infectar al ser humano por diferentes vías. A través de secreciones mucosas de ojos, nariz, boca o por contacto sexual (virus de la Influenza o el VIH). Al ingerir agua o alimentos contaminados (virus de la Hepatitis A). Por inyecciones intravenosas o por la picadura de mosquitos (virus del Nilo Occidental, del Zika o del Chikungunya).

Los virus llamados coronavirus, están conformados por material genético (ARN) envuelto con una capa de proteínas y una serie de glucoproteínas que asemejan pétalos o palos de golf formando una corona alrededor de la célula, dándoles la ventaja de ser muy infecciosos, y frecuentemente relacionados con padecimientos del sistema respiratorio. Una vez que el virus logra entrar a nuestro cuerpo, los anticuerpos se adhieren rápidamente a las proteínas de la superficie del virus para impedir que invadan el interior de nuestras células. Sin embargo, muchos virus del tipo ARN cambian su conformación, mutando fácil y frecuentemente. Aparentan ser diferentes a otros que ya han infectado, “engañan” al sistema inmune y provocan la infección. El sistema inmune entonces, lucha para producir los anticuerpos necesarios, pero disminuye su eficacia para combatir otros patógenos. De este modo, las personas pueden llegar a morir por enfermedades previas u oportunistas, y no propiamente por la infección viral.

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