La nación dice que es más seguro estar al aire libre durante la pandemia de COVID-19. Pero las agencias de salud locales no tienen los recursos para controlar la población de mosquitos que pueden transmitir enfermedades potencialmente mortales.
Spray, ronchas, picazón. Es temporada de mosquitos. En un año normal, el departamento de salud del condado de Delaware, en Ohio, ya habría colocado más de 90 trampas por semana: cubos de agua estancada con redes diseñadas para atrapar a los pequeños insectos.
Pero este año, por COVID-19, los mosquitos volarán libres.
Según Dustin Kent, gerenta del programa de control de vectores en zonas residenciales, aún no se ha colocado una sola trampa. Incluso si tuvieran tiempo, el laboratorio estatal que típicamente analizaría los insectos para detectar gérmenes que infectan a humanos, como el Virus del Nilo Occidental, no puede siquiera recibir las muestras porque está demasiado ocupado con COVID-19.
“Es frustrante saber que podemos tener un enfoque más preventivo”, dijo Kent. “Pero estamos atrapados”.
En el condado de Washtenaw, en Michigan, no se han estado recolectando muestras de mosquitos porque el departamento de salud no pudo contratar pasantes de verano, que son los que normalmente realizan este trabajo. En una de las zonas en donde COVID-19 está pegando fuerte, en Houston, Texas, un tercio del personal de control de mosquitos está trabajando en el centro de llamadas de COVID y preparando materiales para la prueba de coronavirus.
Y en todo Florida, funcionarios de salud pública recién pudieron analizar la sangre de pollos para detectar la exposición a virus transmitidos por mosquitos en el abrumado laboratorio estatal a mediados de junio, una tarea que generalmente comienza en la primavera. Los insectos también pican a las aves, por lo que estas pruebas pueden servir como una señal de alerta.
Monitorear y matar mosquitos es una trabajo clave de salud pública, para frenar la propagación de enfermedades mortales. En los últimos años, las principales enfermedades transmitidas por mosquitos han matado a unas 200 personas anualmente en los Estados Unidos. Pero esa cifra relativamente baja se debe en parte a los esfuerzos de los departamentos de salud pública para frenar la propagación, a diferencia de otros países donde cientos de miles de personas enferman y mueren cada año.
Esta foto de 2019 proporcionada por el Departamento de Salud del Condado de Washtenaw en Michigan muestra una placa de Petri utilizada para identificar especies de mosquitos que probablemente transmitan enfermedades. Este año no se recolectarán muestras de mosquitos en el condado en medio de la pandemia de coronavirus porque el departamento de salud no ha podido contratar y capacitar a pasantes de verano que generalmente realizarían el trabajo.(WASHTENAW COUNTY HEALTH DEPARTMENT VIA AP)
“Los mosquitos son la mayor molestia y plaga en este planeta. Sin dudas”, dijo Ary Faraji, presidente de la American Mosquito Control Association, entidad que apoya a las agencias públicas dedicadas al control de este insecto. “Son responsables de más muertes que cualquier otro organismo en este planeta, incluidos los humanos”.
Alrededor de los Estados Unidos, más de la mitad de los departamentos de salud pública combaten a los mosquitos. El objetivo es encontrar poblaciones de mosquitos infectados y eliminarlos antes que piquen a los humanos, o al menos advertir a la comunidad sobre su presencia. Las epidemias de males transmitidos por mosquitos ocurren con mayor frecuencia a nivel nacional a medida que aumentan las temperaturas.
Pero una investigación conjunta publicada recientemente por KHN y The Associated Press reveló cómo los departamentos de salud pública estatales y locales en los Estados Unidos han estado subsistiendo en la precariedad durante décadas, con fondos insuficientes y sin los recursos adecuados para enfrentar la pandemia de coronavirus, y mucho menos para realizar el control de mosquitos al mismo tiempo.
Se han perdido más de 38,000 empleos de trabajadores de salud pública desde 2008. El gasto per cápita en los departamentos de salud locales se ha reducido en un 18% desde 2010.
La escasez de personal está dejando a muchas localidades, especialmente a los departamentos más pequeños y sin distritos de control específicos, a la deriva ante posibles amenazas de mosquitos.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han intervenido para ayudar y ahora están realizando pruebas de mosquitos para al menos nueve estados, incluidos Florida, Arizona y las Carolinas, dijo Roxanne Connelly, líder del equipo de entomología y ecología del Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas de los CDC.
También están evaluando muestras de sangre humana para enfermedades transmitidas por mosquitos en 40 estados. Preocupados por las interrupciones, los CDC emitieron un informe junto con la Agencia de Protección Ambiental (EPA), destacando que la prevención de mosquitos y el uso de insecticidas eran servicios esenciales que deben continuar incluso en medio de una emergencia nacional de salud.
Catorce personas en los Cayos de Florida han contraído dengue adquirido localmente, lo que puede causar fiebre, dolores corporales severos y vómitos. Massachusetts ha encontrado su primer mosquito portador de Encefalitis Equina del Este, que mata aproximadamente a un tercio de las personas infectadas, según los CDC. El Virus del Nilo Occidental se ha encontrado en mosquitos, aves u otras especies en al menos 18 estados y ha infectado a nueve personas.
Los síntomas parecidos a la gripe de enfermedades como el Virus del Nilo Occidental preocupan especialmente a Nina Dacko, quien supervisa el programa de control de mosquitos en el condado de Tarrant, en Fort Worth, Texas.
“Me pregunto qué casos no se registrarán, ya que todos esperarán COVID y seguirán adelante cuando den negativo”, dijo.
Los recortes presupuestarios llegan en oleadas a medida que la escasez de impuestos afecta a los departamentos de salud locales. Tres municipios en Texas, incluidos Watauga, Saginaw y Lake Worth, no han enviado mosquitos para pruebas este año: no tienen el tiempo, el personal o el dinero debido a la falta de ingresos por COVID-19, dijo Dacko.
Si bien los funcionarios de salud pública dicen que las pequeñas reuniones al aire libre son más seguras cuando se trata de evitar la exposición al coronavirus, algunos temen que pueda aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades transmitidas por mosquitos.
“Todo el mundo sabe que la verdadera exposición es al aire libre”, dijo Chelsea Gridley-Smith, directora de salud ambiental de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud del Condado y la Ciudad.
Los laboratorios, inundados por las pruebas COVID, pueden aumentar ese riesgo. Los gobiernos locales a menudo confían en los mismos laboratorios de salud pública para evaluar si los mosquitos transmiten enfermedades como el Virus del Nilo Occidental, el dengue o la Encefalitis Equina del Este y para hacer pruebas a humanos en busca de enfermedades infecciosas, como COVID-19.
Pero cualquier gran solución para zanjar la brecha en el control de mosquitos a nivel nacional requerirá algo de dinero en efectivo, dijo Gridley-Smith. Para poder tener una dotación de personal dedicado, en lugar de esperar que los trabajadores de salud pública hagan malabares junto con muchos otros programas.
Enlos últimos años, varios proyectos de ley para apoyar los esfuerzos de control de mosquitos, incluida la Ley de Fortalecimiento de la Reducción de Mosquitos para la Seguridad y la Salud, han sido aprobados por el Congreso con apoyo bipartidista, pero no han recibido fondos.
Para Connelly, de los CDC, la falta de dólares es solo otra parte de la crisis de fondos para los departamentos de salud y los programas de control de mosquitos a nivel nacional. Las infusiones de efectivo después de la crisis del virus del zika no han sido suficientes para mantener a los programas completamente sólidos, dijo. Y a menudo tienen que comenzar de cero cuando llega la próxima crisis.
Los periodistas de AP Mike Householder en Canton Township, Michigan; Juan A. Lozano en Houston; y Jeannie Ohm en Arlington, Virginia, colaboraron con este informe.
Esta historia es una colaboración entre The Associated Press y KHN. Para comunicarse con el equipo de investigación de AP, enviar un correo a investigative@ap.org.