El racismo resulta tan prevalente en las salas de parto de los hospitales de Estados Unidos que los médicos dejan de enfocarse en las necesidades y deseos de las madres latinas y afroamericanas, con cuestionables decisiones sobre la salud de esas mujeres y sus hijos, revela un estudio realizado por la Universidad de Colorado (CU) en Boulder.
El estudio, publicado en el número más reciente de la revista especializada Journal of Health and Social Behavior, analizó los datos de más de 46 millones de nacimientos durante casi tres décadas (1990 a 2017) y, sobre esa base, concluyó que el “racismo obstétrico” es una realidad.
“Descubrimos que la atención obstétrica en Estados Unidos no se centra en las necesidades de la población afroamericana y latina en edad fértil, sino que responde a las necesidades y preferencias de las mujeres blancas”, dijo Ryan Masters, autor principal de la investigación y profesor asociado de sociología en CU-Boulder, enfocado en tendencias de salud y mortalidad.
Tal situación ha provocado “un cambio completo de cuándo y cómo ocurren los nacimientos, y eso puede tener implicaciones dramáticas en el peso al nacer y la salud subsiguiente del niño”, agregó.
El estudio explica que, mientras “el aumento en las inducciones (del parto) entre las mujeres blancas puede explicarse en gran medida por un aumento en los embarazos de mayor riesgo entre la población fértil blanca, no se puede decir lo mismo de las mujeres afroamericanas y latinas”.
Las decisiones sobre la atención médica que reciben las mujeres afroamericanas y latinas “se basan en las tendencias de la población blanca”.
Como consecuencia, se pone en peligro la salud de los bebés porque “la inducción temprana del parto puede conducir a bebés con bajo peso al nacer y una serie de problemas asociados más adelante en la vida”.
Masters y sus colaboradores no encontraron una correlación entre inducciones no deseadas cuando mujeres latinas o afroamericanas dan a luz y un aumento de la mortalidad infantil, aunque indicaron que ese tema debe ser estudiado.
El tema del racismo médico es ampliamente conocido y estudiado, pero el interés en obtener mejores datos sobre este problema resurgió debido a la reciente pandemia de covid-19.
En enero de 2022 la Asociación Médica Estadounidense publicó un informe sobre “Iniciativas de Equidad de Salud”, indicando que “el legado del racismo médico sigue afectando aún hoy a los cuidados de salud”.
Ese reporte, realizado en colaboración con la Universidad Harvard, analizó la disparidad en atención médica según la etnicidad del paciente en hospitales de Estados Unidos desde 1960 hasta el presente, subrayando que la mayoría de los profesionales de la salud “continúa negando el pasado de discriminación”.
Por su parte, el estudio de CU-Boulder se basó en investigaciones previas de la antropóloga médica Dána-Ain Davis, quien en 2018 usó por primera vez la frase “racismo obstétrico”, aunque, en ese momento, solo aplicado a afroamericanas.
Masters dijo confiar en que sus investigaciones motiven a legisladores y a médicos a “hacer más para responder a los prejuicios” en las salas de parto, que conllevan “una continua desatención de las necesidades de las mujeres de color”.
Según datos oficiales, el índice de nacimiento bajó de 26,7 por 1.000 hispanos en 1990 a 14,1 nacimientos por cada 1.000 hispanos en la actualidad.