Muchas personas se han sentido abochornadas en público porque, en situaciones estresantes, les sudan las axilas o las manos. Este trastorno se conoce como hiperhidrosis.
Esto se debe a una hiperactividad de las glándulas sudoríparas, que responden de manera exagerada a estímulos nerviosos, generando una producción de sudor mayor a la necesaria para la regulación térmica del cuerpo.
La condición, además de ser incómoda, genera dificultades en la vida social, afectando la confianza y el bienestar emocional. También puede causar irritaciones cutáneas, eccemas y otras molestias derivadas de la humedad constante en la piel.
Uno de los métodos más eficaces y menos invasivos para controlar la hiperhidrosis, y que he estudiado en mi práctica, es el uso de la toxina botulínica, más conocida como bótox. Eso sí, siempre bajo la supervisión de un profesional con licencia y experiencia probada dentro de la medicina estética.
El tratamiento consiste en la aplicación de microinyecciones en las áreas afectadas, bloqueando la señal nerviosa que estimula la producción de sudor. El procedimiento es rápido, mínimamente invasivo y, bajo la supervisión de un especialista, seguro para el paciente.
Existen cinco tipos de toxinas, y todas funcionan para este tipo de procedimiento. La toxina prácticamente cambia a la persona, no solamente debajo de los brazos, sino también en manos y pies. En las manos es un poco más difícil, debemos hacerlo con cuidado y no podemos poner tanta cantidad para no comprometer la función del movimiento.
Hay quienes tienen una sudoración de un 70%, y se puede tratar en una sola sesión. Hay personas que necesitan una segunda. La inyección en este tratamiento es superficial. Además, el procedimiento se realiza tras colocar anestesia en esa zona. Normalmente, la toxina toma 15 días para ver el cambio, el resultado final.
Los resultados duran de tres a seis meses, pero si se hace un tratamiento cada seis meses, puede durar después hasta un año. Mientras más lo vayas haciendo, menos sudoración vas teniendo.
Un dato curioso: a diferencia del rostro, mientras más te pones, la sudoración se reduce por mucho más tiempo.
El bótox tiene muchas utilidades más allá de la estética. Hace poco atendí a una mujer a la que operaron de la mandíbula. Venía con mucho dolor, y el bótox le sirvió para aliviar los músculos, los maceteros. La toxina también ayuda con el bruxismo y a aliviar las migrañas.
A las personas que están considerando un tratamiento para la sudoración excesiva, mi consejo es que estudien y visiten al especialista adecuado.
* Bajo el principio de “Belleza total de pies a cabeza”, Dailyn González (APRN) se especializa en medicina estética como nurse practitioner (enfermera practicante) al frente del medspa Chinitas by Dailyn. Instagram: @chinitasbydailyn