Norristown, PA – El pasado 2 de octubre, el presidente Donald Trump fue hospitalizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, después de confirmar que contrajo COVID-19. De acuerdo con la empresa estadounidense de biotecnología Regeneron Pharmaceuticals, uno de los tratamientos que recibió el mandatario fue un cóctel experimental de anticuerpos elaborado a partir de las células embrionarias HEK293T, provenientes de un feto; lo que causó gran controversia, ya que la administración de Trump se ha opuesto a la experimentación con restos de bebés abortados. Entonces, ¿por qué usar estas células?
Las células embrionarias, como su nombre lo dice, se extraen a partir de embriones que tienen de tres a cinco días de vida, cuando se tienen alrededor de 150 células. Estas se consideran células madre pluripotentes, lo que significa que, bajo condiciones ideales in vitro (dentro de un matraz), se pueden dividir en más células madre o pueden convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo: sanguínea, cerebral, cardíaca, ósea, muscular, etc.
Esta versatilidad permite que las células madre embrionarias se utilicen para producir proteínas específicas, estudiar el efecto de nuevos fármacos, regenerar o reparar tejidos y órganos enfermos, ya sea para el trasplante de tejidos o para cirugías reconstructivas. Esta técnica de la biotecnología médica ha sido una alternativa viable al uso de animales de laboratorio y para la reducción de costos de operación (Clínica Mayo).
Las HEK293 son células que se obtuvieron a partir del riñón de un embrión humano (en inglés, Human Embriyonic Kidney), producto de un aborto ocurrido en los Países Bajos en 1972. Son una de las variedades de células madre más usadas con fines de investigación en el mundo, gracias a que son fáciles de crecer, reproducir, mantener y manipular. A partir de estas, se obtuvo un linaje especial de células nombradas HEK293T, capaces de generar antígenos T, con los que se pudo estimular la producción de anticuerpos. Se cree que, bajo condiciones experimentales, a este linaje de células se les insertó el ARN del coronavirus SARS-CoV-2 para producir el cóctel de anticuerpos específicos, que posteriormente se le aplicaría al gobernante de los EE. UU.
La polémica surge porque en el 2019, la Casa Blanca anunció un recorte presupuestal a los programas de investigación científica que involucran el uso de fetos abortados. Al respecto, un portavoz de Regeneron Pharmaceuticals señaló: “Si bien es cierto que las células tuvieron su origen en un embrión humano, las células con las que se trabaja hoy en día son un cultivo inmortalizado, que se ha dividido tanto que ya no se consideran derivadas de un feto”.
Lo cierto es que, desde hace varios años, las células HEK293 tienen origen en un embrión, y se usan rutinariamente en el desarrollo de tratamientos contra defectos de nacimiento y en padecimientos como cáncer, VIH, Alzheimer, Párkinson y, recientemente, en el tratamiento contra el COVID-19.