(Foto: EFE/Chris Kleponis)

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volvió a cargar esta semana contra las empresas petroleras, a las que acusa de no refinar suficiente crudo, y pidió que bajen «ahora mismo» el precio del combustible para los consumidores.

«En las últimas dos semanas, el precio del crudo ha caído más de diez dólares por barril. Normalmente, esto reduce los precios en la gasolinera unos 25 centavos por galón (3,78 litros) y, sin embargo, algunas gasolineras solo los han reducido unos centavos», lamentó Biden durante una comparecencia el pasado miércoles sin preguntas en la Casa Blanca. El presidente hizo estas declaraciones mientras pedía al Congreso de su país que apruebe su propuesta para eliminar los impuestos federales a la gasolina y el diésel durante los meses de julio, agosto y septiembre.

El plan de Biden dejaría sin efecto de manera temporal el impuesto de 18 centavos por galón de gasolina y el de 24 centavos por galón de diésel que impone el Gobierno federal para financiar, entre otras cosas, el mantenimiento de las autopistas.

El mandatario defendió que la fuerte recuperación económica del país tras la crisis provocada por la pandemia permitiría al Gobierno realizar las obras necesarias para mantener las carreteras del país sin necesitar el dinero proveniente de estos impuestos.  No está claro, sin embargo, cuánto ahorro se trasladaría a los consumidores, y los republicanos no han tardado en calificar la propuesta de un «truco» electoral que, además, solo serviría para aumentar la ya desbocada inflación.

Biden ha querido mandar un mensaje a los conservadores, asegurando que el problema de los precios no radica en una falta de producción de crudo estadounidense, sino en que las compañías petroleras del país no refinan suficiente petróleo por el cierre de refinerías durante la pandemia.

El jueves, la secretaria de Energía de EE. UU., Jennifer Granholm, se reunió con los ejecutivos de varias de estas compañías, como Chevron o ExxonMobil, para tratar de buscar soluciones a la histórica subida de los precios del combustible, y cuestionar su capacidad de producción.

Lo que se busca es trasladar a los consumidores la reducción de precios que conllevaría la eliminación de los impuestos federales. La administración federal busca la forma de transformar los amplios beneficios que han cosechado estas compañías en alivio para los consumidores.

La titular de Energía admitió el recelo que existe entre las petroleras, especialmente después de las cartas que Biden envió la semana pasada a los ejecutivos de siete de estas empresas demandando acciones «inmediatas» para hacer frente al aumento histórico de precios.

Además, la secretaria de Energía hizo un llamamiento a estas firmas para reforzar la financiación de energías renovables y de bajas emisiones, como la solar o la nuclear, con el fin de permitir una transición energética y evitar la dependencia de los combustibles fósiles.

La Administración estadounidense culpa principalmente a la invasión de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, de la subida de los precios del carburante, y sostiene que es el precio que los estadounidenses deben pagar para que Rusia no «se salga con la suya».

El precio promedio de un galón de gasolina superó el pasado 11 de junio los 5 dólares, un récord que se produjo cuando el país vive la inflación más elevada en 40 años.

Hace un año, en junio de 2021, el precio medio del galón de gasolina se situaba en 3,07 dólares, prácticamente dos dólares por debajo del actual.

Además, en 20 de los 50 estados de EE. UU. los precios están por encima de los 5 dólares por galón, especialmente en la costa oeste del país.

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