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Una mesera sirve comida en un restaurante de Chapel Hill, Carolina del Norte, el 16 de abril de 2021.

Casi 7 de 10 trabajadores con salarios basados en propinas en Estados Unidos son mujeres, y entre ellas, aproximadamente 3 de 10 son de minorías, reveló el Centro Nacional de Derecho de la Mujer.

WASHINGTON — Las mujeres latinas, junto a otras minorías racializadas, están «sobrerrepresentadas» en la fuerza laboral dependiente de propinas en Estados Unidos, por lo que son más propensas a vivir cerca o bajo el umbral de pobreza en comparación con sus contrapartes masculinos y las mujeres blancas no hispanas.

A pesar de representar solo el 7,9 % del total de la fuerza laboral en EE. UU., la participación de las hispanas entre quienes dependen de propinas asciende a casi el doble, con un 12,9 %, revela un informe publicado este miércoles por el Centro Nacional de Derecho de la Mujer (NWLC, en inglés).

Esto coincide con otro estudio de la ONG con sede en Washington, que sitúa a las hispanas entre las mayorías con los 40 empleos peores pagados del país.

Salarios de pobreza

Casi 7 de 10 trabajadores con salario basado en propinas en EE. UU. son mujeres, y entre ellas, aproximadamente 3 de 10 son de comunidades minoritarias. Entre este último grupo, las latinas están entre los grupos más numerosos, por detrás de las mujeres blancas no hispanas. Las mujeres negras y las que pertenecen al grupo de asiáticas estadounidenses y nativas de las islas del Pacífico también están entre esta mayoría.

Esto quiere decir que quienes trabajen como camareras de restaurantes y otros servicios reciben en la gran mayoría de los casos un salario de sólo 2,13 dólares por hora antes de propinas, a pesar de que el salario mínimo federal se ha mantenido en 7,25 dólares por hora desde 2009. Es lo que se llama «salario inframínimo», que es aquel que está por debajo de lo que establece por ley puesto que está llamado a complementarse con las propinas.

Aunque por ley los empleadores están obligados a garantizar que sus trabajadores reciban al menos el salario mínimo estatal cuando las propinas no llegan a este nivel, muchos no cumplen este requisito.

«A nivel nacional, la tasa de pobreza de los trabajadores que reciben propinas (10,3 %) es más del doble de esa tasa entre los trabajadores en general», insiste el estudio, que además muestra que en los estados donde aún el salario fijo es de 2,13 dólares la hora, «el 30,8 % de las trabajadoras de propinas, incluidas las latinas, viven en o cerca de la pobreza».

En específico dentro de este sector, el 33,9 % de las mujeres hispanas viven cerca de la pobreza, en comparación con el 24,4 % de los hombres blancos no hispanos.

Las mujeres en el grupo dependiente de propinas «se ven especialmente afectadas por los salarios de pobreza especialmente a la luz del creciente costo de los alimentos, el cuidado infantil y la vivienda», agrega la investigación.

Esta alta concentración femenina también contribuye a ahondar la brecha salarial y de género en EE. UU., donde las mujeres que trabajan a tiempo completo durante todo el año generalmente reciben solo 84 centavos por cada dólar pagado a los hombres.

Discriminación e inseguridad laboral

Entre los factores que contribuyen a la representación desproporcionada de las latinas en este grupo sobresale la discriminación, aseguró a la Voz de América la experta en Justicia Laboral del NWLC, Diana Ramírez.

«El trabajo de la mujer y el trabajo de las Latinas es menos valorado debido a la discriminación absoluta. También es debido a la segregación ocupacional: latinas son representadas de manera desproporcionada en trabajos mal remunerados. La industria de restaurantes en general es muy acogedora con los inmigrantes, y con personas que por varias razones no pueden laborar en otras industrias», insistió Ramírez.

Entre las latinas que dependen de propinas, el porcentaje de madres (casi el 31 %) es más alto que entre sus contrapartes blancas no hispanas (25,3 %). El empleo mal remunerado también conlleva problemas para acceder al cuidado infantil, «tienen horarios impredecibles y, a menudo, no tienen licencia (o días pagados) por enfermedad y mucho menos licencia familiar y médica remunerada», explicó la experta del NWLC.

Las mujeres que tienen que depender de las propinas como su mayor fuente de ingresos también enfrentan un mayor riesgo de acoso sexual, debido a la presión que pueden sentir por tolerar comportamientos inapropiados de los clientes sólo para llegar a fin de mes.

Mejoras en estados con políticas salariales justas

El estudio del Centro Nacional de Derecho de la Mujer también demuestra que los ingresos de los trabajadores por propinas varían según su lugar de residencia. Estados con políticas de salario justo como Alaska, California, Minnesota, Montana, Nevada, Oregón y Washington exigen que los empleadores paguen el salario mínimo estatal regular a quienes reciben propinas.

En estos territorios, los ingresos medios del sector dependiente de propinas son 7.000 dólares más altos y las tasas de pobreza decrecen en más del 30 % menos, un número que disminuye en más de un 35 % más bajas entre quienes tienen hijos, precisó Diana Ramírez.

«La brecha salarial de género para todas las mujeres que trabajan a tiempo completo durante todo el año es casi 30 % más pequeña» en estos estados con políticas de salario justo en comparación con los que garantizan sólo 2,13 dólares la hora, aclaró la experta.

Ramírez destacó que «frente al aumento del costo de vida, los trabajadores que reciben propinas necesitan y merecen un salario justo para prosperar»

«Aumentar el salario mínimo general y garantizar que los trabajadores que reciben propinas también lo reciban, antes que las propinas, es un paso clave hacia la seguridad financiera para las mujeres y las familias, y ayuda a promover la igualdad salarial para las mujeres», concluyó la especialista del NWLC, que aboga por políticas federales y estatales que garanticen la seguridad laboral e ingresos justos para todos los trabajadores.

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