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Personal electoral procesa las papeletas en la oficina de registro de votantes del condado de Washoe, el martes 5 de noviembre de 2024, en Reno, Nevada. (Foto: AP/Godofredo A. Vásquez)

Los funcionarios locales han comenzado a certificar los resultados de las elecciones presidenciales de este año en un proceso que, hasta ahora, se ha desarrollado tranquilamente, en marcado contraste con el tumultuoso período de certificación de hace cuatro años que se vivió tras la derrota del entonces presidente Donald Trump.

Georgia es el primero de los estados de la contienda presidencial en empezar a certificar los resultados, y las juntas electorales locales tienen previsto votar a lo largo de la jornada del martes. Mientras varios condados de los suburbios de Atlanta certificaban sus resultados sin controversia, el secretario de gobierno de Georgia, Brad Raffensperger, calificó las elecciones de Georgia de «libres, justas y rápidas».

Trump ganó Georgia y los otros seis estados clave en la batalla presidencial, después de perder seis de ellos ante el demócrata Joe Biden en 2020. Las reuniones de certificación de los condados están programadas más tarde en la semana en varios otros estados en disputa: Nevada, Carolina del Norte y Wisconsin.

La falta de complicaciones en la certificación en lo que va de la semana supone un regreso a cómo funcionaba el proceso, normalmente rutinario, antes de que Trump perdiera su intento de reelección hace cuatro años. Mientras intentaba anular la voluntad de los votantes, él y sus aliados presionaron a los miembros republicanos de las juntas de certificación de Michigan para que retrasaran o detuvieran el proceso. También intentaron retrasar las certificaciones en Arizona, Nevada y Pensilvania.

A fin de cuentas las juntas cumplieron con la certificación, pero el énfasis de Trump en la certificación caló entre los republicanos. Algunos funcionarios republicanos locales se han negado a certificar los resultados en las elecciones desde entonces, lo que hizo temer un movimiento más amplio para rechazar la certificación este año si Trump hubiera perdido frente a la vicepresidenta Kamala Harris.

Algunos de esos sentimientos estuvieron presentes el martes. Michael Heekin, un miembro republicano de la Junta de Registro y Elecciones del condado de Fulton dijo que no estaba de acuerdo en que certificar los resultados electorales “es puramente un deber ministerial”.

“Deberíamos ser la primera línea de defensa, al menos una de las líneas de defensa en examinar la calidad y la precisión de la elección”, dijo.

Un abogado del condado, que incluye Atlanta, de mayoría demócrata, explicó durante la reunión que la certificación era un paso necesario antes de que pudiera proceder cualquier impugnación de las elecciones. La junta electoral del condado de Fulton tenía previsto celebrar su votación de certificación a última hora del martes.

A diferencia de Trump hace cuatro años, Harris reconoció su derrota. Trump también ganó el voto popular por primera vez en sus tres candidatoruas a la Casa Blanca y elogió los resultados electorales. En lugar de abalanzarse sobre los centros de recuento de votos del condado, sus partidarios se han mostrado exultantes.

“Hace cuatro años en esta época, estaba recibiendo constantemente llamadas telefónicas desagradables en mi oficina”, dijo Lisa Tollefson, la secretaria de elecciones en el condado de Rock, Wisconsin. Este año, afirmó, “ha sido muy tranquilo”.

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